WHO will we be TOMORROW? [ HIATUS ]

Decisión ;; "決定"

. . .

Eiji Okumura.

El caliente agua corre por mi cuerpo, sintiendo como el dolor de este mismo desaparece. Cierro mis ojos disfrutando del simple sonido que transmite el líquido al caer con algo de presión contra el suelo.

— Me hacía falta un poco de soledad. — susurro, echando mi cabello hacia atrás para luego interrumpir el caer del agua.

Salgo de la tina, colocando una toalla alrededor de mi cintura y otra en mi cuello. Con esta última froto mi cabello, dejándolo totalmente desordenado.

Me fijo en mi reflejo, está borroso por el vapor. Paso mi mano por el cristal, este está tan frío que incluso llega a doler. Observo como mi imagen se aclara.

— Debería ir cortando mi cabello. — el mencionado llega hasta mis hombros, incluso un poco más allá de estos.

Mis oscuros ojos viajan a través de mi cuerpo, visualizando los múltiples chupetones que se encuentran en mi cuello. Los rozo con la punta de mis dedos, recordando lo que pasó entre Sing y yo la noche anterior. Aún sabiendo su notoria mentira, caí en sus brazos, ¿era así de fácil? Unas cuantas lágrimas de cocodrilo y ya me tenía. Debe pensar que soy un estúpido pero no lo juzgo, lo soy.

Sobre mis brazos también había distintas marcas, marcas que hablan por sí solas, que gritan rabia y celos.
Sing tiene la manía de dejar muestras de que él tocó mi cuerpo, para hacerme daño o para darme placer, cualquiera de las dos.

— ¿Ash habrá visto las marcas en mi cuello? — comento tomando la ropa que he elegido para el día de hoy. Ya sé que eso no debe preocuparme, ¿por qué le llamaría la atención las marcas en mi cuello?

Hoy tendré una importante reunión con los productores musicales que harán la banda sonora de la película, quieren saber mi opinión y si es lo que me había imaginado al escribir mi novela. Me pareció un bonito detalle y bastante necesario.

— Eiji, ¡llegarás tarde! — con bastante rapidez agarro mi teléfono, viendo la hora que es. Tiene razón, llegaré tarde si sigo perdido en mis pensamientos.

Luego de vestirme con tres capas de ropa, totalmente necesarias para el helado invierno de New York, salgo del baño, no sin antes secarme el pelo. Mi vista choca con una imagen que días atrás me parecería bonita pero las cosas han cambiado en muy poco tiempo.

— El color azul te queda muy bien, Eiji. — Sing se acerca a mí, entregándome mis lentes de contacto. Me los coloco, sintiendo sus labios besar mi mejilla. El más alto vuelve a su ordenador.

— ¿Estás terminando de editar? — él asiente. Me gustaría acercarme, rodear sus hombros y husmear sus fotografías.

— Cuando vaya a publicarlas, serás el primero en verlas. — se gira para dedicarme una dulce sonrisa. Se la devuelvo y me dispongo a salir de la habitación.