9. Inconsciente

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— ¡U-Un segundo!— Detuvo Astrid para ver el departamento con detenimiento.— Aquí es donde vives.

¿Cómo había terminado Astrid Hofferson a solas con él en su propio departamento?

Stormfly, su amiga que le había presentado durante la fiesta, le comentó que tenía una emergencia y debía dejar a Astrid sola. En ese caso, le había pedido personalmente que cuidara de ella hasta dejarla en su casa.

Parecía una tarea sencilla, pero la mala suerte era que no conocía su ubicación y aquella rubia no le contestó las llamadas. Stormfly simplemente había desaparecido y nadie más conocía información de Astrid como para ayudarle en ese problema.

Tampoco podía dejarla sola a mitad de la madrugada.

Aparte de que se había dado cuenta de que no podía dejarla sola en las calles del pueblo porque rápidamente los hombres podrían aprovecharse de su estado en completa borrachera.

— ¿Por qué tomaste tanto?— Cuestionó Hiccup adentrándola a su habitación y sentándola en su cama para que estuviera cómoda.— Espérate aquí, iré al baño a...

— ¿Baño?— Repitió Astrid con un poco de confusión hasta que una sonrisa se dibujó en su rostro.— ¡Oh ya veo!

— ¿Ver qué?

— Tú...— Se levantó de la cama para caminar hasta él mientras de uno a uno comenzaba a desabrocharse cada botón de su blusa.— Quieres que...

— Oh... No no no. Detente allí.— Tomó sus manos rápidamente para evitar que se desvista. Nunca había convivido con una persona en ese estado pero no creía que Astrid fuera ser de estas chicas. Se estaba tomando mucha confianza con él, pero debía ponerle un alto. Aparte de que ella no estaba en sus cinco sentidos.

— ¿Qué?, ¿Por qué?— Cuestionó un poco molesta.— No seas aguafiestas Hiccup. No sabes cuánto espero para que seas mío.

— De acuerdo... Esto está mal.— Volvió a colocarla en su colchón.— Quédate aquí, relajate y si puedes duerme. Iré a preparar unas cosas para mañana.

Estaba nervioso, algo le decía que Astrid era como una de esas fanáticas alocadas.

Siempre había visto la emoción en la televisión de las personas, pero vivirlo personalmente ese fanatismo hacia él era otro asunto.

Preparó una camisa y unos shorts para cubrirla con nuevas prendas. Esperaba que esta noche pasara de manera rápida para no seguir con ese sentimiento incómodo.

Los Dioses no estaban de su parte.

Salió del baño después de varios minutos sólo para encontrarse a la rubia vomitando en su alfombra.

No.

No sería una noche rápida.

———› ♣ ‹———

Astrid abrió los ojos al instante, asustada.

Últimamente las pesadillas la acechaban y no la dejaban completar su horario de sueño.

Sin embargo, se extrañó de visualizar que ese lugar no era la casa de su mejor amiga. Y se sorprendió demasiado al ver que cierto castaño se encontraba a su lado dormido en el piso.

Estaba sentado y su cabeza se apoyaba en la orilla del colchón. ¿Qué había sucedido?

¿Le había causado problemas en la noche?

"Maldita Stormfly, se supone que debiste cuidarme ayer". Reclamó en su mente al recordar que conforme pasaban las horas comenzaba a perder el conocimiento completo de su conciencia.

Astrid. [Terminada✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora