Astrid seguía leyendo aquella lápida.
Sí, Hiccup y ella habían cometido tantos errores, y sólo recordarlos le hacían volver a llorar como en ese momento. El abrazo de Hiccup la reconfortó.
Ahora recordaba el motivo por el que estaba allí.
Deseaba encontrarlo, visitarlo, decirle cuáles fueron todos los motivos por los cuales hizo aquellas acciones que los llevaron a la tragedia.
Y Hiccup, dioses. Él no sabía qué pensar, todo lo que su mente le gritaba era la culpa que cargaría el resto de su vida.
Imaginaba a un niño enojado gritando que por sus decisiones había muerto.
Pero, ¿Qué podían hacer?
Ambos estaban conscientes de que ya no volverían a ver la vida por igual. Y tampoco estaban seguros de seguir juntos. Los dos necesitaban un tiempo para recapacitar y ver cómo seguir adelante después de todo el hecho.
La tormenta seguía cayendo sobre ellos, pero eso no les importó. Aunque ya estaba el próximo amanecer y sabían que tenían que continuar.
Ya era primero de enero. Y pronto comenzaría el primer día del año nuevo.
— Hiccup...— Habló Astrid acariciando la tumba de su bebé con nostalgia. Cómo si siempre sí lo hubiese conocido en vida.— Eres el primer hombre... Que odié, aprecié y que llegué a amar.
El castaño la volteó a ver confundido ante sus palabras. Tenía una sonrisa triste formada por sus labios.
— Eres... Mi felicidad.— Rió con fuerza mientras más lágrimas caían sobre sus mejillas. Él la abrazó más.— Siempre fui una chica fría, nunca demostré todo lo que mi corazón llegó a sentir por ti. Y es por eso que no te culpo sobre tus decisiones. Quizás, yo no te hubiera perdonado ni escuchado si fuera en tu lugar. La culpa es mía y lo sabes.
— No Astrid...— Negó recargando su cara en su hombro.— Te elegí como mi novia, mi deber era confiar en ti y no lo hice. Dudé.
Astrid se levantó dejando a Hiccup a un lado.
Mentiría si dijese que después de todo esto, quisiera vivir. Pero no se sentía con ese derecho.
— Hay algo que quiero decirte Hiccup.— Volteó a verlo mientras que él seguía en la tumba acariciando el perímetro.— Quiero que sepas que lamento todo esto. Si es tu culpa o es mía, o es de los dos, o de ninguno; no importa. Nada me quitará el vacío que llevo en mi corazón y en mi vientre. Pero estoy contenta.
Él la miró atento.
— Porque logré lo que quería hacer por primera vez en la vida: Darte la verdad que necesitas. Que siempre te amé.— Sonrió descansada observando el suelo mientras que la lluvia dejaba de caer y el Sol volvía a ofrecer sus rayos de luz.
Hiccup sintió un alivio en su corazón. Siempre había tenido esa inseguridad de si era o no suficiente para Astrid. De saber si lo amaba como él a ella. Quizás ya no era el momento para reiniciar una relación después de todo esto, pero esa confesión lo había dejado en paz.
— Yo... Tampoco estoy viva, ¿Verdad?— Cuestionó Astrid volteando a ver a Stormfly. No tenía expresión, pero su silencio fue la respuesta a su pregunta.
Hiccup se levantó aturdido. ¿¡Qué estaba diciendo?!, Quería una explicación clara.
Ambos miraron a la rubia. Una tranquila, y el otro alterado.
— Tu cuerpo no resistió a la operación Astrid.— Confesó Stormfly sin bajar la mirada.
Ella lo sabía.
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Astrid. [Terminada✓]
Misterio / SuspensoASTRID. Ese es el nombre de la chica misteriosa. Su comportamiento era extraño, admitía que le daba curiosidad por saber de ella. Pero debió haber recordado aquella frase que siempre le decían: La curiosidad mató al gato. Aunque no pensó que aqu...