Parte 6

472 62 12
                                    

Luego de un casi interminable viaje Shoyo llegó al aeropuerto, 

daba gracias a las clases de inglés que le dieron en la mansión, 

así pudo ubicar el cartel de la persona que lo recibió en el aeropuerto de Río.

Comunicándose entre señas, risas y un inglés medio deformado, logró saber que este señor 

si era el tal Pedro que le habían dicho lo buscaría. 

Viviría con él en un departamento y le ayudaría con el aprendizaje del portugués.

Hicieron un pequeño recorrido en auto. 

Llegaron al lugar, era pequeño pero luminoso, la verdad entre el cansancio del viaje y tener la cabeza en la discusión y los sucesos de esa semana, ni miro el paisaje por la ventanilla. 

Ahí hacía calor, fue una buena elección de Kenma ese lugar.

Mientras él se bañaba, Pedro, su compañero beta, cocinó y puso el televisor. 

Increíblemente le gustaba el anime, y estaba viendo Dragon Ball Z. 

Cuando Shoyo se acercó comenzaron a entenderse por medio de esa serie,

ahí encontraron la clave para empezar con el idioma portugués.

Pedro notó que Shoyo comió poco y estaba triste, 

ya lo habían puesto al tanto de lo ocurrido, 

así que sin hacerle preguntas lo acompañó.

Lo convenció de descansar un rato para más tarde salir a caminar por la playa. 

Hinata entre sueños recordaba

-por fin bajaste a cenar


- ¿qué esperabas? Siendo un "o que" y no un pavo igual voy a comer


- ¿qué te dieron estos días?


- ni se, algo como para que no me muera y líquidos que me hacían dormir


- se te ve muy pálido, mañana o pasado iremos a una clínica para hacerte estudios y ver si necesitas vitaminas o algo así, Suga se encargará de enseñarte el idioma,

 Noya será tu chofer y Daichi irá contigo a todas partes cuando yo no esté.

- ¿qué? ¿Chofer? ¿Guardaespaldas? no soy una princesa ni nada de eso, 

yo ando en bicicleta y desde que tengo uso de razón me arreglo solo, 

así que gracias por el ofrecimiento, pero ....

- pero nada, no solo eres mi esposo, claramente me perteneces, 

aunque preferiría que fuera pertenecer en otro sentido y no recordarte las condiciones

 en las que nos conocimos.

- y dale con la canción, seamos claros, que quieres conmigo.


- simple, un hijo. Te daré la mitad de mi fortuna si tenemos un hijo. 

El niño se queda conmigo y tu vuelves con tu familia.

-¿Cómo? No soy tu incubadora. 

A mí nadie me mete los dedos en la boca si yo no quiero. 

Tu dinero no me interesa, puedo trabajar porque tengo dos manos y un cerebro.

Bailando con fantasmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora