Capítulo 10. (actualizado)

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Eran alrededor de las siete de la noche, Sthepany se encontraba a mi lado, con una mano sobre su cintura y la otra sosteniendo su barbilla en modo pensativa. Olivia y Luisi estaban tumbadas sobre la cama de Sthepany con un montón de ropa y maquillaje a su alrededor. Digamos que no tenía mucha ropa, pero entre todas, habíamos juntado nuestras mejores prendas en una sola para tener más opciones, pero ninguna parecía agradarle a Sthepany.

—Me doy por vencida— Pronunció ella soltando un gruñido.

Yo solo suspiré mirando el reloj de mi teléfono. Dirigí mi mirada al espejo y me di un último vistazo. Sin pena alguna me comencé a quitar la ropa, me fui directo al baño y lavé mi cara. Cuando salí lo primero que hice fue peinar mi flequillo, me volví a mirar al espejo y me giré para ver a las muchachas.

—¿Estaría mal si voy en ropa interior?

—Bueno, si la cita es en un motel, entonces creo que no importaría. — Dijo Luisi haciendo reír a las demás.

Yo gruñí desesperada y comencé a caminar en dirección al montón de ropa. Rebusqué lanzando algunas prendas al aire y me encontré con una falda de cuadros, la miré en entre mis manos por un momento y luego tomé un top de finas tiras color blanco perla, tomé un par de zapatos blancos, los cuales se caracterizaban por tener un poco de plataforma y me comencé a vestir. Me miré al espejo por unos segundos y miré a las chicas buscando respuestas.

—¡Vaya! —Pronunció Sthepany cruzando los brazos sobre su pecho— Hubiera empezado por allí.

—No me cansaré de decirte que te vez muy bien en faldas. — Dijo Olivia levantándose de la cama.

Yo sonreí satisfecha.

Si había algo que debía amar de mi misma, serían mis piernas. Eran tan largas y bronceadas que me hacían lucir un poco peligrosa. Claro, no lo era en lo absoluto. Mis ojos son de un tono azul medio oscuro, mi cabello rubio es tan largo que llega hasta mis caderas, y sobre mi frente hay un flequillo que llevo desde pequeña, papá dice que luzco tierna con el. A decir verdad, es otra de las cosas que amo de mi misma. Por otra parte, mis amigas y compañeras de residencia son muy simpáticas. Comenzando por Luisi, ella es una morena de estatura alta, sus piernas parecen ser el delirio de cualquier chico, es una chica que parece estar bien bendecida y dotada. Su cabello es lacio hasta los hombros y su cintura es tan fina como la de una avispa. Luego esta Olivia, su cara es tierna, y sobre su nariz lleva unos lentes que la ayudan a ver mejor, Olivia es morena, aunque un poco más clara de Luisi, su cuerpo es atlético ya que practica taekuondo, y su cabello es castaño. Por ultimo está Sthepany, su tez es el más claro de todas, su cabello es casi rubio como el mío y sus ojos son de color miel, Sthepany entre el grupo de amigas es un poco rellenita de peso, y se caracteriza por ser la más pechugona de todas.

Pero volviendo al contexto.

Me voltee sobre mi propio eje para quedar frente al espejo, tomé un poco de rubor y lo pasé sobre mis mejillas, apliqué bálsamo sobre mis labios, y mascara sobre mis pestañas. Observé mi lacio cabello caer a cada lado de mis caderas y le sonreí a mi reflejo.

—Eres totalmente envidiable, mujer. — Comento Luisi quien ya se encontraba a mi lado—¿Cómo a veces puedes quejarte de tu físico? Luces como una especie de Diosa griega, o algo así.

Enseguida solté una pequeña risilla.

—No opino lo mismo, pero hago el intento. — Respondí—Además, tú también eres muy bonita.

—Gracias. —Luisi me brindó una gran sonrisa.

—Cambiando de tema—Comentó Olivia— Llevamos como tres horas aquí, intentando ayudarte a lucir como la misma Diosa que ya eres. Pero, no nos has dicho quién es el afortunado. —Olivia coloco ambas manos sobre sus caderas.

No me quemesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora