𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔲𝔪 𝔭𝔯𝔦𝔪𝔲𝔪

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"¿Me estás queriendo decir que ahora tenemos que vivir como los humanos?"

"Honestamente es la manera más obvia que veo." el peligris observó a su contrario con una mirada seria, pero calmada, viendo como el pobre arcángel apenas y acababa de presenciar como los supuestos 'colegas' del más bajo lo querían más que muerto. Bueno... A final de cuentas eran caídos y su deber era hacer el mal, pero es que, ¡Era Zaphkiel!, El demonio más puro -irónicamente- que puede existir, aunque exactamente por eso pudo haber sido la razón, ¡No lo sabía!, Por eso su cabeza no podía con todos sus pensamientos.

"¿Me estás poniendo atención, Raphael?" dijo su contrario al ver al pelirrojo absorto en quien-sabe-que en lugar de responderle.

"Ngk... Realmente no, lo siento." lo vió un poco avergonzado y el las bajo solo suspiró.

"Te decía que tendremos que hacerlo ya que tenemos nuestro propio bando, por lo cual propongo que no hagamos 'milagros', sería como un daño a la moral, ¿sabes de lo que hablo?"

"Sí, sí, he hipócrita, creo que si escuché esa parte." volteó a otro lado un tanto apenado, gesto que el peligris notó de inmediato.

"¿Qué?"

"Es que... uh, yo quería invitarte una última vez al Ritz y sabes que esas salidas aplican uno que otro 'milagro.'"

"Sí," admitió apenado el demonio. "Sólo una última vez, ¿Entendido, amor?"

'Amor', esa palabra siempre hacia mucho ruido en su cabeza cada que su contrario se la decía, huh, y eso que lo apodaba así desde la antigua Roma.

"De acuerdo, andando." se levantó ajustando sus claros anteojos mientras que Zaphkiel se arreglaba parte de su traje limpiamente y fueron marcha al Bentley.

Llegaron, Zaphkiel ordenó como siempre una serie de refinados platillos y Raphael solo se limitó a una copa de vino blanco para degustar desde la perspectiva del pequeño demonio.

"Me alegra verdaderamente que hayamos parado todo eso, si no, realmente te extrañaría demasiado." se sinceró el pelirrojo viendo como las mejillas de su acompañante se sonrosaban casi para llegar al rojo.

"¿Lo dices realmente?, tomando el hecho de que me dijiste que tomarías tus cosas, te irías y ni siquiera pensarías en mí." dijo de forma sarcástica mientras limpiaba sus labios con una servilleta.

"Auch, ¿realmente pensaste que te dejaría?"

"Por un momento, muy poco, aunque sabía que regresaría por simple intuición." mintió concentrando su mirada en su postre, realmente estuvo consternado, aterrado y triste por la idea de que la única persona que realmente le importaba se iría de su lado por su terquedad.

Salieron y volvieron al bien cuidado automóvil del más alto, donde Zaphkiel saltó un suspiro decaído que preocupó al arcángel.

"¿Ángel?, ¿te encuentras bien?."

Apodo irónico, ¿no creen?

"¡Tendré que empezar a vender mis libros!." exclamó horrorizado y Raphael sacó el aire contenido en sus pulmones, pensó que le había pasado algo grave al más bajo.

"Uh, tranquilo, no creo que sea necesario."

"Raphael, querido, necesito algo de que existir, la comida que lleve a casa no se pagará sola, afortunadamente mi librería es propiedad mía y tengo donde hospedarme, ¡pero la comida!, Se que no la necesito pero me conoces, se convirtió en una necesidad básica para mi... soné muy humanezco, ¿no es así?"

"Demasiado... puedes... Dedicarte a otra cosa."

"No quiero salir de mi zona de confort, creo que tendré que resignarme."

"Lo siento mucho." su contrario se limitó a no contestar y dejar que 'Blackbird' sonara sin interrupción.

Llegaron al negocio del más bajo, Raphael le abrió la puerta del copiloto a Zaphkiel para que posteriormente este bajó y le regaló una sonrisa que derritió el frágil corazón del arcángel.

"¿Quieres pasar un rato más?, si es que no estás harto de mi presencia."

"Eso nunca sucederá." el pelirrojo se adelantó para también abrir la puerta del local y hacer que el peligris entrara.

"Eres todo un caballero." le murmuró con un tono feliz que solo él sabía sacar.

Fueron a la trastienda, se sentaron en sus lugares de siempre y Raphael habló:

"¿Sería muy precipitado, emh, emh... que tú y yo...?." el más bajo lo vió con una pizca de ilusión en lo que diría, ¿Acaso sucedería lo que pensaba?, ¿justo ahora que no menos de cuatro horas habían formado su propio bando?, Bueno, a final de cuentas ya había pasado seis mil años... "¿...volviéramos a dormir en la misma habitación?"

Su burbuja se rompió y frunció el ceño con confusión.

"Es que quiero estar seguro de que estás cómodo conmigo en todo momento antes de invitarte formalmente en una cita." el ángel formó una sonrisa que el demonio no tardó en imitar.

"Oh por amor a lo que más quieras, enserio pensé que nunca lo preguntarías."

"Y yo pensé que seguirías con esa tonta excusa de que 'somos enemigos hereditarios.'"

"De una u otra forma es cierto, Raphael, pero ahora eso es lo que menos importa, ve preparando la cama, yo llevo el vino y las copas, todavía no hemos terminado de celebrar." le dijo juguetonamente impulsando al más alto a correr a zancadas a la rústica habitación del demonio.







































Antes que nada solo quiero aclarar que Zaphkiel es mi versión de un "Aziraphale demonio", un rellenito hombrecillo con una sofisticada librería en donde te sacan a patadas si es que tratas de comprar un libro. Con pinta de ser inofensivo, con un clóset lleno de trajes grises (de una tonalidad más obscura que la de su cabello) acompañado de preciosos corsets que combinan magníficamente y que amoldean perfectamente su figura, cabello bien peinado, con un arete dorado en su oreja izquierda, rostro angelical con unos tentadores ojos azules y uno de los demonios más dóciles, pero siendo conocido por ser un as en el territorio de la lujuria tomando su "inocencia" como ventaja, ligado, como cada demonio a un animal, en cuál el suyo era un pavo real plateado.

Por otro lado tenemos al arcángel Raphael (si, usé el headcanon de Crowley siendo él antes de la caída), un torpe y simpático ángel que está obsesionado con The Beatles, el cuidado de sus plantas y sobre todo del de Zaphkiel. Creador de estrellas, cuidador de niños, la serpiente de la salud y un haragan drogadicto que adora pasear en su reluciente Bentley blanco luciendo siempre unos pantalones marrones a la moda, camisa blanca suelta con algunos botones desabrochados, cabello corto (a petición del demonio) pelirrojo, pecas en todo el cuerpo que forman hermosas constelaciones y anteojos levemente pequeños y cuadriculados de un color que asimilaba a los duraznos apenas crecientes del Edén.

Also, Happy Birthday to me :)

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𝒂 𝒑𝒍𝒂𝒄𝒆 𝒊𝒏 𝒕𝒉𝒊𝒔 𝒘𝒐𝒓𝒍𝒅 • 𝘳𝘦𝘷𝘦𝘳𝘴𝘦 𝘩𝘶𝘴𝘣𝘢𝘯𝘥𝘴 ʰⁱᵃᵗᵘˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora