𝒂 𝒑𝒍𝒂𝒄𝒆 𝒊𝒏 𝒕𝒉𝒊𝒔 𝒘𝒐𝒓𝒍𝒅 • 𝘳𝘦𝘷𝘦𝘳𝘴𝘦 𝘩𝘶𝘴𝘣𝘢𝘯𝘥𝘴 ʰⁱᵃᵗᵘˢ

𝔠𝔞𝔭𝔦𝔱𝔲𝔩𝔲𝔪 𝔰𝔢𝔵𝔱𝔲𝔪

Era otro día en el paraíso, todos los días eran maravillosos en la nueva creación de Dios, todo era tan nuevo y extraño ante la mirada del arcángel.

Los ojos le brillaban con cada cosa nueva que encontraba, una más interesante que la otra.
Para su suerte, le habían encomendado divagar por el Edén en busca de amenazas que quisieran interferir en el 'Gran Plan', o algo así él entendió.

Ese mismo día, un pequeño ser había sido encomendado para ser esa amenaza de la que el arcángel de largo cabello pelirrojo, túnica blanca y alas negras de nombre Raphael se tenía que encargar.
La 'amenaza' se hacía llamar Zaphkiel -él lo había elegido antes de que alguno de los príncipes del infierno le diera un ridículo nombre-, un demonio de cabellos grises, rizado, con algunos tramos blancos, túnica negra y alas blancas.

Para empezar, Zaphkiel no tenía bien claro que era lo que tenía que hacer ahí (ya había estado ahí, pero no por tanto tiempo), solo le dijeron que ocasionara problemas, ¿Pero que clase de problemas?, No sabía, así que solo caminó por el gran jardín sin un rumbo fijo, llegando al centro, donde había un gran árbol de rojas manzanas, lo observó curioso y fascinado, aunque la fascinación le duró poco al escuchar una voz por lo lejos haciendo que entrara en pánico, aventara su espada en algún arbusto cercano y se convirtiera en lo que era su forma animal, un pavo real plateado.
La voz venía más y más cerca, hasta que pudo ver el dueño de esta.

"Juro que vi a alguien por aquí..." volvió a hablar volteando a todos lados hasta quedar cara a cara con el pavo real. "¡Oh!, Hola ternura." obtuvo como respuesta un grito del animal que seguramente se oyó por todo el Edén, posterior a eso, Zaphkiel corrió alarmado con un gran terror. "Umh, adiós... Creo que no le agradé..."

Después de escabullirse para no ser visto, volvió a su otra forma, la cuál estaba temblando y con el rostro rojizo de la vergüenza.
Inhaló y exhaló tratando de calmarse sin saber bien que había sentido en ese momento. Miedo, por supuesto, había, prácticamente, encarado a un ángel que fácilmente podría matarle.
Así que, lo que vió más conveniente fue esconderse, subiéndose a ese árbol de manzanas que anteriormente había mirado.

'No había visto que tenía un letrero pegado...' pensó el demonio, 'tal vez decía algo como no treparse en él.' hizo una leve mueca sentándose en una rama, encogiendo su cuerpo para no ser descubierto. 'Oh, lo siento mucho, pero es eso o ser asesinado por el ángel de cabello lindo. Y soy demasiado joven para morir.'

Así que se quedó ahí, viendo el sol morir y darle bienvenida a la luna en una infinidad de colores que sus pupilas nunca habían podido ver, hasta ese día.
Las estrellas adornaban el paisaje, y Zaphkiel no pudo estar más sorprendido por la luminiscencia que estas le aportaban, sonrió asombrado, todo era tan impresionante, pero esas cosas resplandecientes en el cielo, le ganaban por mucho a todo. Esas pequeñas luces le traían tranquilidad y le recordaban al color brillante de...

"¡Mi espada!" recordó alarmado viendo a su alrededor, para, sin pensarlo realmente mucho, saltar del árbol aterrizando toscamente en el césped. "...Auch."

Se levantó de inmediato haciendo como si no se hubiera casi partido la cara hace unos segundos. Acomodó su túnica, su cabello, giró su cuerpo en busca de alguien que lo estuviera viendo llevándose la sorpresa de que no había nadie cerca, suspiró aliviado y se dispuso a buscar su arma sin saber exactamente en dónde se podría encontrar, aunque no era como si le pudieran crecer pies e irse muy lejos de él, sólo tenía que identificar en que arbusto era.
Aunque luego recordó momentáneamente que la razón por la que se había subido al árbol (cosa que hubiera hecho de igual forma) y escondido su espada era para poder no ser descubierto por los del otro bando. Así que existía la posibilidad de que el ángel que se había topado, se la hubiera encontrado y llevado. Se asustó ante la idea buscando con más prisa.