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El dolor era insufrible, como si un auto me hubiera atropellado e inmediatamente después poner mis manos y mi brazo derecho en agua ardiente. Levanté mi cabeza lentamente del suelo mientras me sentaba con cuidado, ya que el dolor era bastante interesante.

Mi visión era borrosa, pero juzgando el color del cielo ya era casi de noche. Tenía un dolor palpitante y punzante en el ojo izquierdo, lo más posible es que tenga un moretón. Aún sigo cansado, me cuesta estar derecho. Me arrastré como pude a un pequeño muro que había en esta azotea.

- Pero si... Hace un momento estaba en un callejón. ¿Como llegué hasta aquí arriba? -

Escuché un ruido a un lado mío.

- No hermano no tengo nada, lo siento.

Escuchaba murmullos, sea quien fuese, no le entendía ni una palabra.

- Escucho borroso. - dije antes de que esa maldita loca se pusiera frente a mi y me agarró de la ropa. No la reconocí por su cara, sino por sus ojos. Tan azules y brillantes como una gema.

Salté alejándome de ella, ignorando el dolor y el cansancio me puse en posición de defensa. Mi cuerpo temblaba por el desgaste, pero tenía que estar atento ante esta loca.

Ella dió un paso hacia mí con sus palmas estiradas, desconocía si para tirarme esa energía o hacer algo más.

- ¡Espera! ¡No quiero pelear! - dijo ella en un tono de voz que se me hacía conocido. Dio un paso más.

- ¡No muevas ni un músculo más! - grité con una mezcla de ira y miedo. En mis manos se estaban formando esos portales azules característicos de la repulsión. Ella pareció entender el mensaje.

- ¡Alexander por favor escúchame! No quiero pelear más... - Dijo mi nombre. Esta persona me conoce, pero yo ni siquiera he podido ver su cara con claridad.

Cancelé la repulsión, pero eso no fue indicativo de que iba a bajar la guardia. Ella se dio cuenta de eso, pero pareció entender el por qué de mis acciones. Su voz me molestaba, se me hacía muy familiar, pero no era capaz de identificarla.

- Acércate lentamente... Si veo algún movimiento extraño te mandaré a volar al otro lado de la puta ciudad, ¿Entendido? -

- Está bien... No quiero pelear más. - dijo mientras levantaba sus manos y caminaba lentamente hacia mí. Finalmente pude verle la cara. Finalmente pude reconocerla. Piel oscura, cuerpo bien definido, cabello rizado en forma de afro y ojos grandes.

- ¿Eastwood...? - Me dije a mi mismo, atónito.

- Me gusta que me llamen por mi nombre, Kelly. Pero sip, soy yo. - dijo como si nuestra pelea de seguramente hace unas horas no fuese sido nada.

- Tú... Tú me estás jodiendo, ¿Verdad? -

- ¿A que te refieres? -

- No, nada importante. Solo que... Cierto, ¡Casi me matas allá abajo! - Mi rabia era notoria, y como no serlo. Pero en mi crecía la duda. - Espera, ¿Un arma experimental te atravesó el corazón a ti también?

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