capítulo 19

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MARIANA DE LA NOCHE.

Capítulo 19.

NARRA  MATÍAS.

UNA SEMANA DESPUÉS…

Estar en ese lugar era mágico, la gente, el entorno, la naturaleza, todo. Visitamos algunas veredas, algunas estaban muy lejos, tuvimos que caminar mucho, lo bueno era que teníamos buen físico. Habíamos reído como locos cuando teníamos que entrar en lo más profundo del bosque y se hacía tarde, Rafael, Orlando y yo nos la pasamos molestando a Marcos y a Carlos que eran unos miedosos de lo peor.

No me imaginaba qué pensaban hacer cuando tuviéramos que entrar en las profundidades del bosque hasta donde estaban las minas, donde teníamos pensado acampar. Eso sería de locos. Cada uno de ellos con su manera de ser eran excepcionales, a pesar de sus locuras eran los mejores amigos que tenía y lo mejor de todo era que siempre me apoyaron en todo.

Rafael: medía 1.82, acuerpado por su masa muscular, era de piel canela, ojos color miel, cejas pobladas y cabello castaño. Tenía una barba perfectamente organizada que cubría una parte de su rostro, labios carnosos, traía un arete en su oreja derecha. Amante al deporte, las chicas y fiestas, súper descomplicado a la hora de vestir. Siempre traía el ceño fruncido y una sonrisa malvada, el típico chico serio que las conquistaba a todas con ese gesto de rudeza. Le gustaban  los temas paranormales y todo lo que tenía que ver con el tema, no le temía al bosque ni a la oscuridad. Él decía que una cosa era que le gustaran esos temas y otra que fueran reales.

Orlando: era alto, medía 1.84. Cuerpo musculoso formado por el ejercicio, su cabello era negro ondulado y su piel era blanca. Ojos azules, labios carnosos, tenía unos cuantos vellos que cubrían su rostro, lo molestamos porque siempre traía cuatro pelos como barba. De todos, él era el más lampiño, decía que llegó tarde a la repartición de barbas. Tenía aretes en sus dos orejas, era el más descomplicado a la hora de vestir. Él también aparentaba ser un chico muy serio, siempre traía el ceño arrugado, pero era un payaso de lo peor, esa era la táctica que utilizaba  para conquistarlas, su cara de malo. También le gustaban los temas paranormales, tampoco le temía al bosque ni a la oscuridad. Era de los que decía que de que las hay las hay, tenía respeto con ese tema.

Carlos: Era alto, medía 1.72. Era delgado, aunque tenía su cuerpo muy marcado por el ejercicio, su cabello era negro. Siempre traía un buen corte, en la parte de encima  lo traía desordenado, sus ojos marrones oscuros y grandes, sus labios eran finos estrechos y delgados. Tenía una barba impecable que cubría parte de su rostro. Era un vanidoso, le gustaba verse y vestir bien. Tenía cara de angelito y con su dulzura conquistaba  a las chicas, pero era un demonio. Ah y un miedoso, odiaba el bosque y a la oscuridad. Imagínense, él creía en fantasmas y esas cosas.

Marcos: Era alto, medía 1.74. Su cabello negro siempre lo utilizaba desordenado. De todos era el que se dejaba la barba más larga, cubría una parte de su rostro. Sus ojos miel y coquetos como decían las chicas y sonrisa deslumbrante. Le gustaba vestir bien, estar impecable, era muy vanidoso y un  coqueto de lo peor. Como dicen hasta a una escoba con falda le coqueteaba. Amante del ejercicio, las mujeres y las fiestas. Ah, a él tampoco le gustaba la oscuridad y creía en leyendas urbanas, como la tal llorona y tantas otras. Odiaba  estar en ese lugar, más cuando oscurecía.

Por eso era tan divertido, era un gozo de lo lindo con ellos, haciendo bromas y molestando. Yo era  más relajado, habían tratado de asustarme de todas las maneras, pero no había caído en ninguna de sus bromas. Como lo dije antes, yo no creía en ese tipo de cosas.

Ese día empacamos en nuestras mochilas lo más básico, carpas, linternas, entre otras cosas. Iríamos a lo más profundo del bosque, a nuestro lugar de destino. Ya imaginan la cara de mis amigos. Él guía iría con nosotros. Después de una hora todo estaba listo. Salimos en un campero todo terreno, tres horas hasta una vereda, luego caminamos unos minutos para llegar hasta la barcaza para cruzar por el río al otro lado. Estaba  encantado con todo el entorno.

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