─ CAPÍTULO 5 ─

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|Óbito: El rencor nace|

   La muerte. Hay distintas formas de describir esa palabra, algunos lo llaman destino otros simplemente deciden ignóralo; la mayoría le temen, otros la desean, uno que otro la disfrutá y algunos buscan la manera de evitarla.

   A ella no le interesa tu estatus económico ni mucho menos tu físico o religión, no importa si peleaste mucho o no. Ella es astuta, paciente y siempre está al acechó.

   El ser humano ni siquiera es rival para ella. La humanidad es frágil, es tan débil que incluso las emociones pueden corromperlo y en el peor de los casos, matarlo.

   En el mundo ninja, aquello no es tan diferente, incluso me atrevo a decir que es mucho peor. Peor porque todos aquí saben que se nace para morir a manos de otras personas, ya sea por salvar vidas ajenas por una simple orden o por cuenta propia.

   Todos aquí somos como peones, simples muñecos de sacrificio esperando ser enviados al campo con fines políticos. Y digo somos, porque se perfectamente que no podré evitar convertirme en uno para sobrevivir, y eso sí me va bien.

   Cómo dije, es un mundo cruel cuando lo vives en primera persona.

   La muerte no es lo que me asusta, es el único destino que tenemos todos en común. Lo que de verdad me aterra, es el trayecto para llegar a ella.

   Cualquier fan de la serie estaría emocionado y daría lo que fuera por estar en mi lugar, lo sé pero... jamás en mi vida había visto tantos sarcófagos en un mismo día. Es escalofriante ver tanta gente reunida llorando e incluso gritando por las pérdidas.

   Ver tantos muertos, solo me daba a entender que la guerra ya estaba por comenzar, si no es que ya había iniciado y yo ni enterada.

   El frío aire erizó mi piel.

   Mire el cielo que se encontraba lleno de gruesas y oscuras nubes. Parecía que el clima sabía lo deprimente que era ese día.

  Madre sujetaba con fragilidad mi pequeña mano, más bien, yo tomaba la de ella. Mire a mi alrededor, aún cuando padre murió tiempo después, se encontraban alejados de nosotras, consolandose entre sí como si aquello aliviará el dolor que provocaba una perdida.

Basura.

  Mire el rostro pálido e inexpresivo de mi madre. No había rastro alguno de lágrimas pero si unas muy pronunciadas ojeras, tan oscuras como los ojos Uchiha. Su mirada gacha en algún punto de la fría y grisácea lapida de padre, daba a entender lo rota que se encontraba, su mente ni siquiera estaba presente e incluso a veces creía escucharla balbucear palabras al azar.

  Mi pecho ardió ante tan deprimente escena.

  En mi mente, se mantenía fresco el momento en el que nos dieron la noticia, ver como madre caía al suelo hiperventilando y queriendo ir a rastras hasta la habítacion de padre, fue doloroso.

  Señor papá lucho por tres meses aferrándose a la vida, tratando de no dejarnos solas, pero no fue suficiente. Sus órganos comenzaron a fallar conforme pasaba el tiempo, su cuerpo estaba tan pálido y delgado que parecía otra persona. En sus últimas semanas, yo simplemente rogaba para que madre lo dejara ir, era horrible ver como aquel hombre sufría en silenció.

  Al final, su corazón se detuvo.

  Fijé mi vista en el trozo de concreto que muy pulcramente tenía escrito el nombre de señor papá.

  Realmente fue una maravillosa persona, pensé dejando salir mi pesar y tristeza en un par de lágrimas.

  Pronto, comenzó a llover.

Samayō shinkō |Naruto Fanfic|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora