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No podía dejar de observar aquel extraño fenómeno. ¿Cómo era posible que apareciera una nota del otro lado del espejo? Intenté tocarla, pero fue inútil. Me llevé una escalofriante sorpresa cuando mis dedos tocaron la dura superficie del espejo. Sin embargo, del otro lado, no sucedió lo mismo.
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Mi reflejo no estaba tocando el vidrio, sino la mismísima nota que había aparecido de ese lado. Fue lo más extraño que había experimentanro en mi vida. Ahora mi reflejo tenía algo en la mano que yo no: una nota de saludo de mi puño y letra. Era la única diferencia que nos distinguía uno del otro.
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No fui capaz de aguantar más esa situación. La nota se deslizó de los dedos de mi reflejo, producto del temor e incertidumbre que empezaba a sentir. El papelito cayó torpemente por debajo del marco del espejo, ahora fuera del alcance de mi vista. Yo también hice lo propio: huí lejos del alcance del espejo que tenía frente a mí.
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"Fue una ilusión. Todavía estoy dormido. No pasa nada".
Me repetí esas palabras una y otra vez a medida que respiraba profundamente para calmar mis nervios. Intentaba olvidar aquel extraño e imposible suceso de la forma más amena posible. Con tal de concentrarme en otra cosa, me propuse hacer el desayuno. Con la mayor tranquilidad que pude, me preparé un café con leche y un par de tostadas para empezar el día, tratando de olvidar definitivamente lo que creí haber visto.
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Faltó poco para que tirara la taza de café y el plato con tostadas debido al sobresalto que había sufrido. No pude evitar dar un terrible grito ahogado al percatarme de lo que tenía en frente. Me quedé en ese lugar por un largo tiempo, observando lo que había aparecido sobre la mesa de vidrio de la cocina. El escalofriante suceso se repetía.
"No te asustes. ¿Cómo estás?"
***

Al otro ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora