-7-

2 1 0
                                    

Hace calor. Demasiado calor. Siento que me ahogo. No puedo ver bien. ¿Qué tengo delante? Hay una capa de niebla. ¿Quién está ahí? ¿Quién... es?
*
No puedo moverme. Mi cuerpo está paralizado. No sé que pasa. No puedo controlarlo. Pero siento algo. Algo extraño. Algo sobre mí. Algo que me arrastra.
*
Siento el piso resbaloso. No puedo tenerme firme. Las fuerzas me abandonan. Mi conciencia se esfuma. Pierdo el equilibrio. Estoy a punto de caer. Y no parece importarme.
*
Escuché algo. Un sonido abrupto. ¿Era el espejo? ¿El marco? Había dado un movimiento brusco. Se había corrido de lugar. ¿Por la humedad? ¿Por otra cosa? No sé. Ese movimiento me generó algo. El sonido repetino me alarmó. No podía ver nada en la oscuridad. Pero sentía algo. Algo sobre mi cuello. Algo... doloroso.
*
¡¿Quién es?! ¡¿Qué es esto?! ¡¿Qué me hace?! ¡Me duele! ¡Me duele mucho! ¡Siento que algo me ahorca! ¡¿Una mano?! ¡Pero estoy solo! ¡¿De quién?! ¡¿De quién es esta mano?!
*
¡No! ¡No voy a ir al otro lado! ¡No voy a ir!
*
No sé qué era esa fuerza. No sé de dónde saqué energía para defenderme. Ni siquiera sé QUÉ era lo que me agarraba del cuello. Solo me aferré violentamente a esa cosa. Parecía un brazo. Un brazo humano.
*
Ni siquiera lo pensé. Actué rápido. Hundí mis dedos y uñas sobre esa cosa. Lo hice con mucha desesperación y miedo. Muchísimo. Sentía que atravesaba la piel. Como pinchazos. Incluso sentía un líquido entre mis dedos mientras seguía perforando. Pero no me importa. ¡No me importa! ¡Tengo que soltarme!
*
Me lancé al piso. Hacia un costado. Ya no sabía lo que hacía. Creo que me llevé algo conmigo. No estoy seguro. ¿Era ese brazo? Pero también oí otra cosa. Vidrio. Vidrio cayendo. Y rompiéndose. Sentí puntazos en la cara y brazos. Pero no me importaba. La sensación en mi cuello se había ido. ¡Era mi oportunidad!
*
No me detuve a mirar atrás. Huí de ese lugar.
*
Pasó un tiempo hasta que volví a ver mi reflejo. Hubiese preferido no hacerlo. Aún tenía las violentas marcas de aquel ataque sobre mi cuello. Pero del otro lado, no era así. Al otro lado, solo se reflejaban unas profundas cicatrices en el brazo... y una expresión de furia en el rostro.
FIN.

Al otro ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora