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Es casi la una de la mañana, la misma hora en la que había iniciado este maldito juego la noche anterior. Ese era uno de los requisitos que me había indicado mi amigo. Además, todas las luces de la casa debían estar apagadas, de modo tal que no fuese posible reflejarse en ninguna superficie. Por último, debía realizar un pequeño "ritual". Para esto necesitaba un par de cosas que ya había usado antes.
*
Llegó el momento. Me encerré en el cuarto de la ducha. Era momento de comenzar con —esperemos— el último de los contactos con este "ente". Primero, debía colocar el espejo en algun sitio donde quedara bien parado, tratando de enfocar la mayor parte de mi cuerpo posible, en especial la cabeza. Luego, debía encender una vela, igual que la noche anterior. Esta vez la coloqué justo al lado del espejo, junto con una pequeña linterna a pilas. Ahora abría la canilla de agua caliente de la ducha. Claro que la cortina del baño impedía que el agua saliera despedida. Por último, repasé las palabras de mi amigo.
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"Mientras el agua corre, escribe en una nota que ya estás listo y pégala en el espejo, igual que la primera vez. Cuando el cuarto se llene de vapor y la vela se apague, deberás prestar atención a la respuesta".
¿En qué lío me metí...?
*
Podía oír las gotas de agua caliente chocar contra el piso de la bañera. Aún así sentía mucho frío en el cuerpo. Todo me temblaba. No podía evitarlo.
"Aquí estoy".
Pegué la nota tan rápido como pude sobre el aún limpio espejo.
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Pasaron unos minutos hasta que el vapor inundó todo el ambiente. Pude apreciar como gran parte del espejo ya se había empañado. No sé si era mi imaginación, pero de a poco sentía cómo el espejo se desvanecía. De a poco parecía convertirse en un portal nebuloso. Un portal hacia el otro lado.
*
Tomé la linterna inmediatamente cuando la vela se apagó. No pensaba pasar ni un segundo en la oscuridad. Sin embargo, al instante, supe que habría sido mejor de esa forma.
*
Apunté la linterna hacia donde había pegado la nota, pero esta ya se había caído producto del vapor y el calor creciente y sofocante del cuarto.
Pasé la mano sobre la superficie. Solo había dos palabras escritas.
"Te veo"
***

Al otro ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora