Desde que desperté esta mañana no había tenido un solo descanso, y eso que apenas serían las nueve de la mañana. Damon no había parado de llamarnos a todos y cada uno, era absurdo que tuviera que reprocharnos el hecho de que demorarámos tiempo en arreglarnos. Pero claro, como él decía "Si aceptaran tener un diseñador de imagen" y más basura; si algo nos distinguía había sido siempre nuestro pleito con estereotipizarnos. Queríamos una imagen nueva y fresca.
–Harrick, es tu turno –dijo Matt el de sonido– van dos veces que entras tarde en la canción.
Revolé los ojos y continué con el coro final. No tenía porque exhibirme frente a los demás, maldita sea, ni siquiera sabía porque inconscientemente le estaba dando la razón. No estaba concentrado absolutamente en nada. Apenas había entrado al estudio de grabación todo se había bloqueado en mi cerebro, letra de canciones, nombre de mis compañeros, todo había desaparecido. Se había reducido a un pequeño cuerpo, con cabello castaño y ojos miel. Se había reducido a una firme pero tímida vocecita en mi interior pidiéndome que la ayudara. ¿Quién quería ayuda, ella o yo? No había podido borrar el brillo opaco de sus ojos, esa mirada vacía pero tan significativa.
– ¡No, no, no! Harrick concéntrate –exigió Matt.
–Jodánse todos. –mascullé.
Salí aventando todo a mi alrededor, nada me importaba. ¿Acaso ellos jamás se habían equivocado en algo? Esos idiotas pensaban que podían controlar todo, nosotros solo éramos adolescentes, estábamos en crecimiento, y cometeríamos cantidad de errores. A veces quisiera mandar todo al demonio, dejar todo y retomar mi vida en Holmes, volver a ser aquel chico cómodo consigo mismo y seguro del cariño de las personas que lo rodeaban, simplemente volver a ser yo. Pero eso estaba cada vez más lejos. No había forma de encontrar el camino de vuelta a casa.
– ¡Aquí estás!
–No estoy de humor Logan. –advertí.
–Tranquilo, a Matt se le pasó la mano. Solo vine a avisarte que tenemos diez minutos antes de entrar al aire.
–Ya lo sé. Estaré por aquí, intentando concentrarme –dije sarcásticamente– ahora los alcanzo.
Barrí mi rostro con las manos y sacudí mi cabeza, me estaba perdiendo, yo jamás había sido una persona con confusiones, siempre solía controlar todo lo que me sucedía. Pero con ella, no podía controlar nada simplemente porque no la conocía. Y no veía por ningún lado que ella estuviera dispuesta a querer conocerme. ¿Debería acercarme a ella? No Harrick no seas idiota, no busques problemas gratis. Lo que necesitaba era seguir adelante y olvidarme de ella.
¡Ponte a ensayar!
Sonreí ante el pensamiento que cruzó mi cabeza, y sin darme cuenta ya estaba recostado de forma vertical en el pasillo -como en aquella ocasión durante la selección de voces- cerré mis ojos y sin preocuparme más nada comencé a cantar la primer canción que apareció en mi mente, irónicamente su rostro era lo único que veía. No podía pasar de la primer estrofa, apenas pronunciaba aquellas palabras, ella aparecía. ¿Qué podía hacer para apartarla de mi cabeza? Era una jodida canción, solo eso, ella no tenía porque venir sin ser invitada.
<Este amor es cada vez más fuerte ya no quiero esperar más, solo quiero decir al mundo que eres mía>
"Mía" ella será mía. Ya entendí que no habrá forma de sacarla de mí, más que teniéndola. Iba a ser otro de esos caprichos que me mantendría contento por algún tiempo. Aquello que Nathan había dicho, no podía -ni debía- dejar que fuera cierto; ella tenía que ceder, no me iba a rechazar. Ya encontraría yo la manera de acercarme; no descansaré hasta que haya logrado todo cuanto tengo pensado, esta lucha interna conmigo mismo estaba llegando a ser muy cansada. Olvidé que estaba en medio del pasillo, hasta que escuché un corto pero potente estornudo.
