I WANNA BE A DAD» jjk

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Kang-ryul

Muy bien, oficialmente estoy embarazada porque mi cuerpo adora traer bebés al mundo, recibimos las indicaciones y cuidados que debo tener a partir de ahora, pero es Jungkook quién escucha atento, yo parezco en otro mundo, es que me resulta increíble que un hombre se emocione tanto por tener un hijo.

Vaya, esa declaración solo afirma que me he rodeado de hombres patanes  a lo largo de mi vida.

—Vamos por tus cosas, Ryul— aplaude y frota sus manos— estoy emocionado ¿tú no? bueno, se entiende que el emocionado tengo que ser yo, pero...

Me río.

—Estoy emocionada por ti, no te preocupes— choca su puño con el mío— estoy preocupada por mi espalda, en realidad.

—¿Tienes problemas de espalda?

—No, pero cuando pasen algunos meses, los tendré— sonríe, disculpándose con la mirada— no es tu culpa, tonto.

—Cuando eso pase buscaremos maneras de que no sea tan doloroso, lo prometo.

—Eres demasiado dulce— palmeo sus hombros— te han criado muy bien.

—Tengo buenos padres— alardea— y buenos mayores.

Pues parece que está molesto con sus buenos mayores porque se puede palpar la tensión en el aire apenas pisamos su enorme apartamento, ahí en los sofás hay seis hombres que conozco bastante bien solo de vistazo.

Ellos me miran y me siento en la obligación de presentarme, Jungkook se muerde el interior de la mejilla y luego de decir mi nombre y recibir respuesta, le digo al futuro padre que me quedaré en la que se supone es mi habitación, él insiste en llevarme hasta allí con mi equipaje, acepto, despidiéndome.

Qué incómodo.

—¿Vas a estar bien?— susurro, siento que me pueden escuchar hasta respirar—¿Han venido a visitarte tus amigos?

—Eso parece, deben ser sus días libres del ejército— suelta aire— esto va a ponerse feo.

Parpadeo.

—Repito ¿Vas a estar bien?

—No tengo una respuesta acertada a esa pregunta, tal vez si, tal vez no.

—Voy a colocarme audífonos para no escuchar...

—Te traeré de comer algo, dame un minuto.

Acepto el detalle, lo escucho irse, incluso como abre la nevera, saca los utensilios, todo. La cocina está casi conectada a la sala, es decir, yo me puedo sentar en el sofá y desde allí observar tranquilamente a Jungkook moverse en esta.

Me acuesto en el centro, tomo mi teléfono, y en algún lado debe estar el otro audífono porque solo he encontrado uno. Él regresa y me derrito en ternura porque me ha traído cubitos de fruta, se lo agradezco.

—Eres tan atento, hombre, gracias.

—Ni tanto, pero, gracias a ti— blanqueo la mirada— enciende la televisión y escucha música desde ahí si quieres. Ya regreso contigo.

—Mm, buena suerte. Siento que la necesitarás, sea lo que sea que pase.

—La discusión va a empezar conmigo preguntando cómo demonios han entrado a mi casa si no tienen código o llave— levanto mi puño, dándole fuerza— reza por mi, mejor.

Niego.

—Voy a rezar por ellos porque estoy de tu lado, ellos serán quienes tengan problemas, no tú. Ánimo.

Se va, riéndose. Vale, a buscar una buena y duradera canción.

La historia va a estar repartiéndose tres capítulos por cada mes de embarazo de Kang-ryul, así nos sentimos parte del proceso y toda la cosa.