Es el año 2027, Jungkook tiene treinta años, BTS está en pausa por el servicio militar y el menor está harto de posponer sus deseos de ser padre.
-Hetero.
-Portada preciosa de @ohmyjooon.
En la cabaña hay dos habitaciones, solo para mayor comodidad de Ryul, pero de todas maneras sé que vendrá a verme porque se siente muy sola y eso la pone mal.
—Kook...— ahí está.
Señalo a mi lado y entra envuelta en cobijas, parece un oso, se sienta y termina dándome de su cobija para abrigarnos a ambos, nos quedamos así, viendo al tragaluz gigante, no se pueden apreciar estrellas, pero aún así el cielo está muy bonito con la luna allí.
—Ryul.
—¿Qué?
—Tienes hambre ¿cierto?
—Ya me comí un pequeño refrigerio nocturno, tranquilo.
Me mira ofendida, contengo mis ganas de reír y le abrazo, una de mis manos rodea su cintura y la otra descansa en su estómago, acaricio por encima de la pijama.
—No puede ser que falte tan poco— escondo mi rostro en la curvatura de su cuello y hombro— estoy aterrado, pero expectante.
—Será mejor que vayas preparándote, que tengas lista su ropa y todo lo que necesite apenas nazca.
—Lo tengo listo todo, siempre está en el auto. Hombre precavido vale por dos.
—Entonces no tienes nada de que preocuparte, estás más que preparado para ser papá. El resto se aprende en el proceso, tal vez no duermas mucho, pero tu horario se ajustará al de Jeanggu, terminarás acostumbrándote.— dice, la observo de perfil— Sin darte cuenta te despertarás minutos antes de que empiece a llorar porque tiene hambre, entenderás sus balbuceos y los responderás como si estuviesen realmente teniendo una conversación. Estoy segura de que el primero que pensará que eres raro, será Yoongi.
Vaya, es como si lo conociera a la perfección. Pero no me sorprende, ellos terminaron tomándole cariño a Ryul, aunque yo si caí un poco más hondo. La diferencia está en que conozco y quiero mantener mis límites.
—Y en cualquier parte del mundo en que estés, vas a responder a mis llamados— le digo— porque si no lo haces, me sentiré muy triste.
—No te preocupes, no planeo irme del país.— bromea— Así que tu búsqueda puede reducirse a esta ciudad, responderé tus mensajes, tal vez no al instante, pero dame un máximo de dos días.
—¿Qué ocurre si no respondes en ese plazo?
—Vuelve a intentar contactarme, seguro lo habré olvidado.
—Definitivamente eres única.— cierro los ojos, aún mi cabeza apoyada en su hombro— ¿Sabes por qué te traje aquí? Piensa en una razón egoísta.
La escucho alarmarse.
—Espero que no sea porque no quieres compartir la experiencia del parto, hay líneas que no se pueden cruzar.
—Dios, no.— río, buscando ahora acomodarnos a ambos en la cama, así ella descansa la espalda y yo me posiciono mejor, casi adhiriendome a ambos— No quiero que nadie esté cerca estos últimos meses, no quiero estrés, no quiero personas a mi alrededor o a tu alrededor, solo deseo paz.
Su brazo pasa por debajo de mi cabeza y ahora sí estoy más cómodo.
—Si es egoísta, pero bastante comprensible pues se trata de tu privacidad y de tu bebé, quieres tenerlo en ese ambiente, está bien. Nadie va a juzgarte por eso.
Siempre tan comprensiva, por eso le quiero tanto. Terminé dormido, hace años no dormía tan bien.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
