t r e s

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‣Un verdadero caballero, está siempre atento a ti ◂

Sonrió inconscientemente.

Lo hiso cuando se dio cuenta del reciente mensaje en las notificaciones de su teléfono, siendo el primero que sus ojos encontró.  

No dudó mucho en ir y responder, mientras tomaba asiento en su cama y soltaba unas pequeñas risas por la conversación que mantenía con el chico que últimamente se robaba toda su atención. 

Volvió a reír, esta vez con más ganas y logrando que sus pómulos se tiñeran de rosa por lo avergonzado que se encontraba. Víctor le había enviado un emoji de corazón y una carita guiñando junto con el mensaje 'Te veo al rato, bonito', y donde a los segundos de haberlo enviado se disculpó por eso. El peligris supuso que también se avergonzó de lo que hiso. 

¡Pero aquí él era el afectado! ¿Cómo se atrevía Víctor a ser tan lindo con su persona? Pensó en la facilidad que tenía Víctor para expresarse con los demás, no se imaginaba a alguien como él. 

— Acenix.

El mencionado volteó hacia la voz, encontrando Raptor recostado sobre la puerta de su habitación y mirándolo un poco extrañado.

— ¿Es tu amado caballero? — Preguntó Raptor al peligris, y a la vez soltando una suave risa.

— No... — Acenix soltó su teléfono y colocó sus pequeñas manos sobre sus mejillas, tratando de ocultar el notorio sonrojo en ellas y el posible motivo por el que su amigo dijera aquello.

— Lo sabía. En fin, sólo quería avisarte que hoy saldré unas horas, así que no esperes que cocine. — Mencionó divertido el pelirrojo y donde empezaba a alejarse de la habitación. 

 Acenix se levantó rápidamente y lo detuvo. — ¿Quién es el suertudo? — Preguntó, pero no obtuvo respuesta, sólo la figura de su amigo seguir mientras se reía. — ¡Raptor! 

Se rindió a los minutos de insistir. 

Tomó nuevamente asiento y miró la hora programada. Faltaban pocos minutos para su tercer encuentro, debía ser puntual con el chico, ya luego llegaría el momento donde Raptor confesara.

- - -

Mientras caminaba a la dirección acordada, se preguntaba si el destino nunca le había presentado esos lugares con el fin de conocerlos en esas citas. Y es que era la segunda de tres citas donde llegaba a lugares espectaculares, y ahora, esta no era la excepción.

Estaba frente a un restaurante. Que suertudo era. Dejó de ver encantado la inmensidad del edificio cuando notó la presencia de alguien a su costado. 

— Es un placer verte de nuevo, bonito. 

Acenix reconoció el timbre de voz y volteó sonriente al castaño. — Esto es increíble. — Mencionó sin poder quitar su mirada sobre los ojos avellanas de Víctor.  

— Y aun falta lo demás por ver. — Contestó Víctor mientras tomaba con mucha confianza de la mano de Acenix y lo guiaba a entrar al restaurante.

Dentro del local, Acenix miró los alrededores mientras se dejaba guiar por el castaño durante todo el rato en que se dirigían a una mesa. 

Cuando llegaron, notó que el espacio donde estaban se encontraba en el segundo piso y donde la mesa en la que estarían tenía vista a la ciudad. Pero también vio lo solitario que era alrededor, por eso, cuando se disponía a preguntar, Víctor se le adelanto.

— Si te preguntas el por qué no hay nadie a parte de nosotros, es porque me pareció que comer en una sala mas tranquila era agradable para ti. — Habló Víctor con el rostro ruborizado y evitando el contacto visual con Acenix. — Pero si no es lo tuyo, puedo... 

Acenix quedó encantado con la fase tímida del castaño, tanto que en respuesta a aquello se levantó de puntillas y dejó un suave beso en una mejilla de Víctor. — Me gusta, gracias. — Y lo miró sonriendo aún más.

De pronto, Acenix sintió como el mayor pellizcaba su mejilla.

— Deberías hacer eso más seguido, sólo digo. — Víctor sacudió los cabellos del menor y le guiñó.  

Tomaron asiento y en unos pocos minutos pidieron algo para comer, nada fuera de lo común a pesar de ser un lugar que daba aires de ser costoso. El peligris aprovechó la oportunidad de pedir sus postres favoritos, y cuando los tuvo frente a él, sus ojos verdes se iluminaron al verlos tan apetitosos y no pudo evitar cerrar sus ojos y sonreír. 

Acenix probó gustoso del pastel y quedó maravillado.

— Sí que te encanta el dulce. — Mencionó Víctor al ver el rostro de satisfacción del menor mientras él degustaba una comida balanceada. — Conmigo no va mucho. 

— Pero, en serio, este pastel esta riquísimo. — Soltó Acenix. — ¡Deberíamos volver otro día, Víctor! — Habló emocionado al mayor sin quitarle la vista de encima.

Víctor cambio de expresión, estaba asombrado por lo que había dicho el peligris. Y por el silencio de este, Acenix rápidamente cayó en cuenta de lo que dijo. 

— ¿Admites que quieres volver a salir conmigo? — Preguntó con una sonrisa de lado el castaño, acogiendo su rostro entre sus manos y mirándolo fijamente. 

Acenix dejó de llevar bocados y miró hacia la ventana antes de responder. — Bueno, no esta tan mal salir contigo después de todo. — Entonces prefirió quedarse viendo hacia esa dirección y ocultar sus encendidos pómulos. 

Escuchó la suave risa de Víctor y lo miró de reojo. El mayor no mencionó nada al respecto y empezó a comer, así que al peligris le quedó hacer lo mismo. Hasta que Víctor puso un poco de pastel sobre la punta de la nariz del peligris y habló. 

— Aún nos queda mucho por recorrer, Acenix. 


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hola! solo quería decir muchas gracias por el apoyo a esta historia, a pesar tardar mucho en actualizar 😔❤ cuídense mucho 

ᴄʜɪᴠᴀʟʀʏ ɪꜱ ᴅᴇᴀᴅ [ᴠɪᴄɴɪx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora