«Capítulo 04: Everything gonna be alright»

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Adrien's POV

Es agotador tener que pelear con el mismo villano tantas veces como LadyBug y yo peleamos con el Sr. Pichón...

Me oculte en un callejón antes de transformarme, Plagg comió su queso y, aunque podía volver a casa como Chat Noir, quería caminar y despejar mi mente.

-¿Te das cuenta de que no puedes llegar a tu casa siendo Adrien, verdad? Se supone que estas practicando piano-Dijo Plagg desde mi camisa

-Si, lo se Plagg... Es solo que quiero despejar mi mente, y estando encerrado en mi habitación no puedo. Siento que me asfixio-Respondí metiendo las manos en los bolsillos de mis jeans-Y mi padre no es mucha ayuda, debe estar tan ocupado como siempre.

Camine un buen rato, tratando de aclarar mis pensamientos. Pasando frente al parque sentí mucha nostalgia y tristeza al ver a todos esos niños con sus familias, yo nunca tuve ese privilegio. Aún cuando estaba mamá, no me dejaban estar mucho fuera de casa.

Mamá... No tienes idea cuanto te extraño, las cosas con papá solo han empeorado desde que no estás. Mi vida sería tan diferente si estuvieras aquí, probablemente tendría más libertad y podría vivir más como un chico de mi edad en lugar de vivir como un preso, todo el día encerrado con mil cosas por hacer, completamente solo...

Mi visión se torno borrosa y un sollozo escapó de mis labios antes de que pudiera contenerlo. Traté de contener las lágrimas pero no paso mucho tiempo antes de que escurrieran por mis mejillas. No quería andar así por la calle, me metí en un callejón y golpee una pared con todas mis fuerzas, esperando que ayudara a calmar el torbellino de sentimientos que había en mi interior; cuando me cansé me apoyé de espalda contra la pared y me deslice contra ella hasta quedar sentado, abracé mis rodillas contra el pecho y todo empezó a salir.

¿Porqué no puedo ser un chico normal de 18 años que sale con sus amigos? ¿Porqué tengo que fingir estar bien todo el tiempo? ¿Qué hice mal?

-¿Adrien?-Escuché a alguien preguntar y luego suaves pasos empezaron a acercarse-¿Adrien? ¿Qué pasa? ¿Qué haces aquí?-Levanté la vista para encontrarme con Alya quien me miraba con preocupación

Ni siquiera pude hablar, todo lo que hice fue negar con la cabeza. Ella dio un ligero apretón en mi hombro y se levantó tendiéndome una mano. Tomé su mano y me puse pie

-Voy de camino a casa de Marinette, ven conmigo, ella puede ayudarte. Siempre sabe que decir-Dijo y me sonrió con calidez. Asentí sorbiendo por mi nariz, incapaz de articular una sola palabra

Empezamos a caminar, y agradezco que no haya insistido en hablar. Las lágrimas habían aminorado pero no habían parado del todo y logré controlar los sollozos...Iba cabizbajo para no llamar la atención y que esto se malinterpretara.

Poco tiempo después llegamos a la panadería de los Dupain-Cheng, el sonido de la campanilla anunció nuestra entrada en la tienda. Alya saludó alegremente a los padres de Marinette, intenté sonreír pero mas bien hice una mueca, afortunadamente no hicieron preguntas, dijeron que Marinette estaba en su habitación y nos dejaron pasar.

-Vamos Adrien-Murmuró Alya dando un ligero apretón a mi mano. Asentí dejando que me guiara.

Subimos un par de pisos y entramos en la casa de Marinette. Habían pasado varios años desde la última vez que estuve aquí como Chat Noir, cuando akumatizaron a su padre. No parecía haber cambiado mucho, Alya subió las escaleras que llevaban a la habitación de su mejor amiga conmigo siguiéndola de cerca. Tocó suavemente y se escuchó un suave "Está abierto, Alya"

Entramos y observé la habitación, a la luz del día era más fácil detallarla. Marinette estaba sentada en su escritorio, frente a la maquina de coser dándonos la espalda.

-Estaba a punto de llamarte, creí que no vendrías. Tengo mucho que mos... ¿Adrien?-Dijo dándose vuelta, guardando silencio al percatarse de mi presencia, acercándose lentamente.-¿Qué pasa? ¿Estás bien?-Preguntó sujetándome por los hombros y dirigió su vista hacia Alya

-Venía de camino, cuando me encontré a Adrien en un callejón-Explicó Alya-Se veía mal, así que lo traje. Espero que no te moleste-Dijo y Marinette me miró preocupada

-¿Qué pasa, Adrien?-Preguntó con una mezcla de dulzura y preocupación en su voz-¿Porqué estas llorando?

-Y-yo...-Dije y un nudo se formó en mi garganta. Negué fuertemente sin ser capaz de decir otra palabra.

-Ven aquí-Dijo Alya y entonces me atrajo hacia ella, uniéndonos en un abrazo. Tardé en corresponderlo, pero lo hice y oculte mi rostro en su cuello

Las lágrimas volvieron a brotar sin control y algunos sollozos escapaban de mis labios pero no podía ni quería detenerlos.

-Creo que, será mejor que me vaya-Escuché decir a Alya-Nos vemos mañana en la escuela-Dijo y sentí a Marinette asentir y segundos después un leve apretón en mi brazo derecho.

Poco tiempo después, la puerta se cerró y nos quedamos solos. Ninguno habló en un rato, Marinette acariciaba mi espalda y cabeza suavemente, y yo solo podía llorar y abrazarla con fuerza. La sentía apretar su abrazo cuando sollozaba en voz alta.

-Shh... Todo estará bien-Susurró con dulzura frotando mi espalda-Te lo prometo, todo estará bien

De separé de ella y ella me sonrió con cariño, transmitiéndome paz.

-No tienes que contarme nada si no quieres-Murmuró tomando mi rostro entre sus manos, viéndome a los ojos-Sabes que estoy aquí para lo que necesites, puedes decirme todo o nada en absoluto-Agregó limpiando con dulzura las lagrimas que salían de mis ojos con sus pulgares.

Respiré profundamente, intentando calmarme. Me tomó de la mano, guiándome al pequeño sillón para sentarnos. Se acomodó cruzando sus piernas como pretzel, y tomó mis manos, frotando mis nudillos con los pulgares, hice una mueca. Ni siquiera había notado que estaban lastimados.

-Demonios, ¿qué te paso, Adrien?-Preguntó con la voz cargada de preocupación mientras los observaba cuidadosamente

-Tal vez golpee una pared hasta el cansancio-Murmuré con la voz quebrada haciéndola negar

Se levantó rápidamente y desapareció en lo que supongo es el baño. Regreso un momento después con un pequeño botiquín en la mano. Se sentó de la misma manera, acomodando el botiquín entre sus piernas, tomo un pequeño algodón y lo humedeció con agua oxigenada; tomó una de mis manos y pasó con suavidad el algodón sobre las heridas abiertas después de advertirme que iba a doler, después repitió el proceso con un algodón con alcohol y finalmente puso un líquido raro color naranja.

No voy a fingir que no me dolió, ardió como el infierno especialmente con el líquido raro, pero ella hacía lo posible por no causarme más dolor.

-Listo, curación terminada-Bromeó y sonreí con suavidad.

-Gracias-Dije tomando sus manos en las mías. Sentía la garganta seca y los ojos hinchados-No solo por la curación, sino por no dejarme desahogarme sin presionarme para hablar-Agregue con una sonrisa

-Como te dije antes, puedes decirme todo o nada en absoluto-Dijo sonriendo-Me basta saber que estás mejor

Respiré profundamente, sé que puedo confiar en ella. Es buena escuchando y levantando el ánimo, a demás de dar los mejores consejos.

-¿Puedo?-Dije señalando su regazo y ella asintió con un leve sonrojo en su rostro-Creo que... ya no pude contenerme más. Mi vida últimamente es un completo desastre, no quiero aburrirte con una larga y deprimente historia-Murmuré sintiendo sus manos acariciar mi cabello

-Tengo tiempo-Dijo regalándome una sonrisa que me incitaba a contarle todo y eso haría...

Sunshine in the DarknessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora