Capítulo 4.

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Bien, no era hijo sanguíneo de Draco, por lo que no tendría sentido alguno decir que alguna de las características que posee se le podrían adjuntar a su padre.
Pero decir que había heredado el sobrepensar y vivir intranquilo de su padre, también tenía sentido el pensarlo.

Luego de que bajara su emoción y entusiasmo ante la noticia, fue su mente la que se puso en marcha haciéndolo maquinar mil y un razones por las cuales Albus le había enviado una carta, que de hecho, no podía llamarse carta. Y era eso lo que le inquietaba

Durante el tiempo que estuvieron alejados, Albus enviaba cartas que daban la ilusión visual de que el sobre estallaría por cargar tanto papel, cada pergamino estaba completamente escrito de una carilla a la otra, tal era la cantidad de información que recibió en todas esas oportunidades, que parecía que sólo había letras flotando, y realmente no había papel debajo de ellas, pues éste no se notaba.
Por eso el desconcierto ante las miseras letras encontradas en ese mensaje.

El injustificado ahorro de palabras de su amigo parecían ser capaces de quitarle más noches de sueño que lo que había vivido por la curiosidad de querer leerlas.

¿Qué necesidad había se ser tan misterioso?
¿O quizá no era por pretender misterio?

Podía ser tranquilamente una clara señal de que su amigo había cambiado radicalmente. Ya no era un conversador como solía ser, quizá era ahora un muchacho distante.

O peor aún ¿Y si era un aviso, pero no para retomar su amistad, sino que para terminar con ella?
Podía significar un " Que sepas que vuelvo, pero no para verte. No te sorprendas cuando me veas en clase, ni te acerques".

Dejó caer sus brazos hacia los lados de su cuerpo, y permaneció inmóvil observando el techo.

Necesitaba a Teddy. Seguramente él entendería qué rayos significaba eso, o al menos lo alentaría un poco para evitar que se sintiera cada vez más miserable a medida que pasaban los segundos.

Unos golpes en la puerta lo distrajeron de su lenta sumisión a la tristeza innecesaria que él mismo se había infligido.

— ¿Scorpius, hijo? ¿Puedo pasar?—era la voz de Draco.

— ...Sí, seguro—aceptó sin pensarlo mucho y sin moverse más que sólo para hablar.

— ¿Todo en orden? ¿Ya comiste algo? Lo siento, debía ver la plaga en las lilas de Harry y luego Longbottom y el tonto de Theodore...—guardó silencio al ver el estado en que se hallaba su hijo.

Los ojos del rubio menor se expandieron en un segundo al sentir cómo la hoja de papel era deslizada de sus manos para pasar así a estar en manos de su padre.

— Interesante... ¿Eso es todo? ¿Un "vuelvo a Hogwarts" y ya? ¿Qué espera, que adivines lo que significa?—se quejó Malfoy padre mientras se recostaba junto a su hijo mayor en la misma posición— Un "espero verte" ayudaría a entender si es bueno o malo, es decir cuando yo estaba con—guardó silencio de pronto.

Se había dejado llevar por el momento, y no sólo se había entrometido sin permiso en asuntos de Scorpius, sino que se había dado el lujo de ponerse cómodo y criticar la situación.
Se sonrojó levemente por la situación, a la espera de la reacción del menor.

— ¿Verdad que sí? ¡Eso mismo pensé! Ni siquiera hizo algún garabato de un rostro feliz para saber algo más que sólo su regreso, estoy frustrado—se expresó libremente, antes de suspirar.

— Entonces... ¿Tú y Albus están...?

— ¡No! ¡No, no es eso!—se apresuró a contradecir incorporándose veloz— Es decir, amh, no digo que sería malo si pasara, bueno no es que busque que pase, no hay posibilidades de que así sea, es sólo que si pensara en eso—la risa estrepitosa de Draco le hizo guardar silencio, mientras sus mejillas se tornaban de un rojo intenso.

El legado... Enamorado. | Scorbus | Harco/Drarry.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora