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La situación actual no era que le preocupara tanto realmente. Podía hacer su trabajo desde casa sin mayor problema, lo que sí era que extrañaría salir a cenar o pasear con ________ y conocer un poco más Andorra.
Apenas se dió a conocer que desde China se había propagado un nuevo virus a nivel mundial y por eso la gente se vió obligada a encerrarse en sus casas teniendo medias de prevención.
─ ¿a quién se le ocurre comer un puto murciélago? ¿no podía prepararse unos macarrones con queso o una tortilla de patatas? Joder con los chinos ─se quejó en voz alta el ojiavellana mientras miraba el televisor.
─no hay otro remedio, habrá que esperar a que todo esto acabe. ─
─ no será tampoco tan complicado, estando contigo seguro y será más amena esta cuarentena ─hablaba con tanta tranquilidad y seguridad que causó conmoción en el catalán.
Habían demasiadas veces en las que se tiraban cumplidos, era normal. Según ellos de cotorreo. El cariño y el lazo que los unía se había vuelto más fuerte aún. Tanto que ya tenían que ocultarse ciertas cosas.
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Hoy tocaba un poquito de Karmaland y ya tenía ciertas cositas en mente. Se suponía que no se podían ver los streams de los otros integrantes.
Luego de charlar un poquito con el chat leyendo bits, al fin entró al server de Minecraft.
Primero como todas las veces que entraba, daba de comer a sus animales y recogía sus cultivos. Por el momento estaba solo y era perfecto.
─ ¿cómo que está aburrida la situación no? ─hizo falsa pose de pensar─ ¿y si le reventamos tantito el jardín al calvo de Auron? ─
El chat decía que sí mediante emoticones riendo. Decidido regresó a su casa para coger minas e irse a la casa de aquel supuesto terrorista. Además se la debía.
