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Como siempre, el día era jodido, lo mismo de todos los días. Para su buena suerte era viernes, podría irse a casa y descansar todo el sábado. Las horas pasaban rápido, cosa que agradecía enormemente a quien sea que esté allá arriba.
Lo último de su día de jornada era un atraco en la joyería. Estaba acompañado de Moussa, el gran Leonidas y los subinspectores Dan y Fred. Un buen team si lo pensaba bien.
Logró sacarle el treinta y cinco por cien del botín, los muy gilipollas sólo tenían un rehén.
La persecución tampoco fue la gran cosa, luego de más o menos 10 minutos lograron detenerlos dado a un choque que tuvieron contra otro auto.
Los llevaron a comisaría y todo para ponerles multa y antecedentes acompañados del par de meses en prisión.
─ Leonidas, ¿podrías encargarte? Mi turno ya terminó. ─
─ 10-4. ─
Agradeció y salió de la habitación directo a los vestuarios. En serio quería irse.
─ comisario ─la voz ya bien conocida le llamó por las espaldas mientras terminaba de abrochar su camisa.
─ ¿qué ocurre, Fred? ─
─ ¿le apetece ir de copas e ir a hablar de la vida? ─
Era una propuesta que no esperaba del subinspector. Miró con incredulidad al enmascarado, titubeando si aceptar o no. Terminó rendido ante la insistente mirada y lo que parecía ser una sonrisa bajo el pasamontañas blanco.
─ vale, lo veo afuera ─respondió caminando a la salida.
Pasó a recepción saliendo de servicio y despidiéndose de unos cuantos colegas que habían ahí. Esperó recargado sobre el muro. De su bolsillo sacó un cigarro y su mechero, quisiera entender de donde cogió la costumbre de fumar un cigarro cada que podía, quizá de Conway que cada vez que lo veía tenía un cigarro en la boca. Según él era para calmar un poco el estrés.
¿De qué sufriría él estrés? ¿De haber perdido todo? Quería convencerse de que era por el cargo de comisario, pero era sólo una excusa estúpida. Desde el fondo sabía que no era así.
En pocos minutos, Fred atravesó las puertas de cristal de comisaría. Lo curioso era que aún llevaba la capucha.
─ ¿en serio no se quitará el pasamontañas? ─
─ no puedo hacerlo, tengo que mantener mi identidad en secreto. ─
─ vale, en un bar dudo que lo dejen pasar con eso cubriéndole la cara, ¿a dónde tiene pensado ir? ─pregunta tirando el cigarro al suelo pisándolo para apagarlo.
