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─ un rehén, y te quito barreras ─dijo cruzándose de brazos.
─ vale. Que venga el siguiente rehén ─indicó a su compañero con pasamontañas.
Benjamín era el que hacía las negociaciones y detrás estaba Greco. Habían sido pocas las veces en que lo había visto hacer negociaciones, siempre tan tranquilo y frío.
Salió el rehén y fue el mismo Greco quien se encargó de cachearlo mientras el pelinegro avisaba por radio la situación.
─ tenemos un problema ─dice el sujeto conocido como Gringo, susurrando para no ser oído por el policía.
─ ¿por qué? ¿Qué ha pasa'o? ─
─ parece que atacaron a Emilio y a Nadando. ─
─ ¿no hay bloqueo entonces? ─
─ cuando vosotros queráis ─interrumpió Benjamín desde afuera del banco.
Los primeros en salir fueron el de rastas y Gustabo, se suponía que la persecución iniciaría apenas el último subiera al auto. Ésta empezó dos segundos después de que Horacio se montara al carro.
Iban lento y con cuidado de no infringir ninguna norma de tránsito y activar la clave Robert.
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Al final fueron pillados luego de un breve tiroreo a causa de arrollar a un motociclista. Fueron llevados a la comisaría del norte, que es cerca de donde estaban para procesarlos.
Ahora mismo estaban en la Federal metiéndole condena al par.
─ tú no te preocupes por esto, Gustabo, que te saco yo de aquí ─le susurró mientras le quitaba las esposas.
Claro, era parte de un operativo que tenía de parte de la mafia, otra cosa sería el que lo hiciera por sus huevos.
Más o menos estuvo encerrado con Horacio como 5 horas, hablando de lo que ocurriría de ahora en adelante con la mafia. Era increíble e ilógico que les pidieran secuestrar a Conway cuando ni ellos han podido hacerlo.
