✪ ┋ 💥 𝗟𝗢𝗡𝗘 𝗥𝗔𝗡𝗚𝗘𝗥.(🦾)
━━ Mucho menos valiente de lo que admito, mucho más asustado de lo que todos piensan. No trates de acercarte, solo me iré porque cariño soy un llanero solitario.
Amelia Oswald nunca se quedaba en un solo lugar a men...
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CAPÍTULO CATORCE | UN NUEVO AMANECER
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📍 Madripoor. Cuatro meses antes.
HABÍA ESCUCHADO QUE MADRIPOOR estaba fuera de las leyes, que había lugares a los cuales podía ir si necesitaba despejar su mente y en aquellos momentos, Amelia necesitaba dejar todo atrás y no pensar en nada. Había pasado un mes desde que la mitad de las personas del mundo había reaparecido, pero todavía no se acostumbraba a tener a tantas personas de regreso. Sin embargo, el dolor que la invadía radicaba en la perdida de la única persona que le había hecho compañía por unos largos cinco años. Ahora él ya no estaba, sus padres estaban tratando de rehacer su vida y su hermano mayor se había alejado sin despedirse siquiera. Amelia solo había necesitado un abrazo, unas simples palabras de aliento y tener a su familia con ella después de tanto tiempo.
Las noches en las calles de Madripoor estaban llenas de luces de neón, colores por todos lados, calles oscuras y personas que, a falta de reglas, cometían un montón de delitos sin temer ser vistos. Amelia trataba de pasar desapercibida mientras se adentraba a una fiesta, llevaba un pantalón de jean con una blusa de color mostaza y una campera negra, mientras que la capucha de su buzo tapaba su rostro. No había decidido ir solo a Madripoor porque sabía de la libertad del lugar, sino también porque tenía un contacto que podría ser de mucha ayuda.
Se acercó a la barra pasando entre los hombres que había dentro del lugar, las luces estaban bajas y apenas podía ver el rostro de las personas. El lugar estaba rodeado de personas bailando sin importarles nada mientras que cada algunos metros habían cuadros de pinturas famosas. Amelia sabía que aquellas pinturas eran realmente las que valían millones y las de los museos no eran más que copias, muchas veces eso se hacía por seguridad, para que, en caso de robo, se llevaran las pinturas falsas. Pero también sabía que muchos pagaban millones para tener los cuadros reales y venderlos. Y sabía que la persona que manejaba aquel lugar era experta.
──Señorita, su trago ──Amelia sonrió tomando el vaso antes de darle un sorbo y volver a dejarlo en la mesa. Sintió como alguien se puso a su lado y entonces Amelia sonrió.
──Linda fiesta, tienes muchos invitados.
──Posibles compradores de arte ──Amelia sonrió dándole otro trago a su bebida──. Creí que no accederías a ayudar después de tanto tiempo sin vernos.
──Te he ayudado todos estos años ──Amelia miró a la persona a su lado y sonrió──. Dime a quién debo encontrar y te ayudaré.
