Sei bellissimo stasera (banyantuk)COMPLETA

Capìtulo 8

"Entonces, ¿el hombre misterioso se ha ido?"

Al escuchar esa voz, me golpeó y salté, rociando el café instantáneo que acababa de tomar con la cuchara en la encimera de la cocina.

Miré a Harry.

"¿Pero no trabajas y nunca golpeas antes de entrar?"

Apoyado contra la puerta de la cocina, me viò preparar mi café de la mañana.

"¿Puedo tomar uno también?" preguntó asintiendo en dirección a la tetera.

"¿Cómo lo tomas?"

"Con un poco de leche y dos terrones de azúcar"

"Hubiera esperado que dijeras negro"

"Si hay algo negro aquí, ese es tu estado de ánimo"

Hice una mueca, "¿Quieres este café o no?"

"Pero qué amistosos somos a primera hora de la mañana", refunfuñó.

"¿Y cuándo no iba a ser cordial, yo?"

Tiré dos terrones de azúcar en su taza con actitud hostil.

La risa de Harry me golpeó directamente en el estómago.

"Muy bien".

Mientras el agua se calentaba, me volví y me apoyé contra la encimera con los brazos cruzados sobre el pecho.

Era muy consciente de que no solo estaba usando bóxers, de hecho, pensé que nunca había sido más consciente de mi cuerpo que cuando Harry estaba cerca. 

Para ser honesto, dejé de preocuparme por mi apariencia física y otras tonterías como esa cuando mis padres y Beth murieron.

Llevaba lo que sentía, era como era y no me importaba lo que pensaran los chicos.

De alguna manera parecía estar jugando a mi favor.

Pero allí, frente a Harry, me dì cuenta de que ya no estaba tan seguro de eso. Tenía curiosidad por saber qué pensaba de mí, yo no era un tipo como esas súper bellezas que seguramente orbitaban alrededor de su mundo. De hecho, para ser honesto, era realmente un enano.

Mis piernas eran delgadas y mi cintura estrecha, sí, pero en caderas y glúteos estaba bien formado.

Tenía un pelo precioso de un color indefinido, entre rubio y castaño, pero el punto fuerte probablemente eran mis ojos, o al menos eso era lo que me decían los demás.

Tenía los ojos de mi padre. Eran azules con venas de color plomo, no tan grandes y dulces como las de Holly y Niall, pero en forma de almendra, con un corte felino perfecto para lanzar miradas sucias.

No, no era hermoso, ni bonito ni sexy. Ni siquiera pensé que fuera feo, pero antes de eso, no se me había ocurrido preocuparme por ser extraordinario.

Pero Harry me hizo preocuparme por eso ... lo cual, de alguna manera, me puso de los nervios.

"En serio, ¿no trabajas?"

Se apartó de la puerta y se acercó a mí a paso lento y tranquilo.

Llevaba otro traje de tres piezas. Para otro de su estatura y con hombros tan anchos como los suyos, un par de jeans y una camisa de franela le habría parecido más apropiado, sobre todo con ese pelo largo alborotado y esa barba puntiaguda, pero en fin, ese traje se veía como dios.

Mientras se acercaba, mi mente comenzó a vagar por el reino de la fantasía: Harry me besaba, me levantaba para sentarme en la encimera de la cocina, me separaba las piernas, me empujaba, me metía la lengua en la boca, me ponía la mano en la espalda, en mi cuello mientras deslizaba la otra entre mis muslos ...