5.- Me gustas

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— ¿Hola? — Max tenía una ligera esperanza que ese número fuera de Tul pero desde que contestaron la llamada se había quedado en silencio — ¿Acaso esto es una broma? —.

— No lo es — por fin respondió Tul.

El corazón de Max se alegro. Era como una victoria en una jugada, inocentemente sonrió en grande y el estrés por leer tanto desapareció, las docenas de páginas llenas de palabras se volvieron cero. Igual para Tul, durante el silencio de la llamada estaba festejando su victoria al lograr hacerlo.

— ¿Estas bien? — Parecía un adolescente sonriendo esperando la respuesta. Las puertas de manera lo aislaba del resto de sus empleadas, así que era libre de moverse y sonreir todo lo que quisiera. Ahora sus grandes ventanas que mostraban un paisaje gris de edificios se volvio colorido. ¿El cielo siempre fue de un azul tan hermoso?

— Si... Ayer, gracias por el ¿regalo? — en cambio él quería hundirse en su cama, al mencionar la palabra ayer se le venia a la mente aquel momento vergonzoso.

Max inocente de los pensamientos de Tul. Estaba animado, su alegria era diferente de la que sentía con sus amigos. Lo quería ver.

— Aun me siento culpable — Cada palabra iba con una intención — Si ahora mismo esta bien... ¿Podemos vernos? Así puedo darte las gracias adecuadamente—.

Era demasiado era bochornoso todo esto. Tul quería contactarlo pero no se dejo en claro que hacer después de esto y sin embargo dijo "Si" sin pensarlo mucho.

— Me alegro! En dos horas nos vemos — Miraba los documentos por leer y confirmar — Soy yo quien se disculpa así que puedo ir a tu casa ¿Bien?.

— Ah... Si, no hay problema.

Con esto finalizaron la llamada. Max siguió con su trabajo más animado esperando la llegada de irse aun que en realidad tenía mas trabajo acumulado por revisar.
Tul por su parte empezó a ver las imperfecciones de su casa, el suelo estaba opaco, las cortinas no dejaban entrar la luz del sol y en parte se sentía húmedo el ambiente, ¿Como no se había dado cuenta de eso antes? Rápidamente fue abrir las ventanas, saco los utensilios para hacer el aseo de la casa por completo.



Mas de las dos, el reloj estaba a veinte minutos para dar las tres de la tarde aun que normalmente Max salía de su oficina a las seis. Ya había revisado todos los contratos pero siempre llegaba mas papeles que revisar. Cuando estaba por terminar el último folder de documentos Mook entró con unos cinco más y aun que eran diminutivos a Max le parecía enciclopedias.

— ¿No puedes tener compasión por mi? —Al dejar los papeles sobre el escritorio Max los reviso rápidamente para saber cuanto mas debía de leer.

— ¿Mas de la que tengo? — Mook río.

— Te propongo un trato ¿Si? Te pagare extra si revisas estos documentos por mí ¿Aceptas? — La expresión de Max era suplicante.

— ¿De cuanto estamos hablando? Además recordara que yo solo soy su secretaria, si cometo un error la deuda económica caerá en sus hombros — Tomaba los papeles revisando igualmente los documentos.

— Tu no te tienes que preocupar nada ¿Si? Será lo de tres días extra de trabajo — Mientras cerraba la carpeta hizo una mueca de inseguridad pero aun así acepto su trato — ¡Mook! No se como estas soltera! ¡Eres maravillosa! — Max se levanto de su silla al ver que acepto, la tomo por los hombros guiando a la joven mujer donde antes él estaba sentado.

Max tomó su celular para salir de una vez de la oficina pero una pregunta lo hizo detener.

— ¿Te vas a encontrar con la persona que te gusta? — Mook parecia curiosa.

Entre alfasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora