1. Empieza la historia

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Era una noche como cualquier otra en un bar, habían personas que ahogaban sus penas en licor y unos más que solo se iban a divertir pero para Max no era ninguno de los dos, estaba en ese bar por obligación por su amigo.

Max nació en una familia acomodada, nunca se preocupó por el dinero y cuando su registró médico indico ser un alfa su vida ya había sido escrita con tinta dorada. Pero no era un alfa común como los que se encontraban en la calle, se dio cuenta que su presencia siempre causaba miedo en algunos y aun que esa fuera una buena razón para pasar la escuela sin problemas fue todo lo contrario, era intimidado constantemente por otros alfas solo para demostrar la superioridad, aquello dejo una marca psicológica en Max quien empezó a ejercitarse para poder liberarse de esos matones escolares pero aquello solo creo más problemas para él, si antes era perseguido por omegas ahora más por su apariencia ruda!.

Al inicio fue amable con las chicas, recibía sus regalos y aceptaba dar una vuelta con ellas pero siempre se complicaba cuando ellas insistían en salir con él como pareja lo que termino por cansar al pobre chico. ¿No entendían que eso era asfixiante? Llegó al punto que el olor de los omegas le fue repulsivo y los rechazaba sin piedad.

Claro que la actitud de Max hacia los omegas fue empeorando aun más lo que le preocupo a sus padres y envidia a sus amigos ¿Como se atrevía a rechazar bellezas?

Así que era invitado constantemente a citas a ciegas, aun que solo para él era a ciegas por que las chicas lo conocían.

El bar era un mar de olores mezclados que terminaron por marear a Max del asco.

- ¿A donde vas? - Pregunto Off cuando vio a Max levantarse de la mesa. El chico de piel blanca y ojos felinos era el amigo de la infancia de Max.

- Al baño - Algo que era mentira, no le iba a decir que quería huir de ese lugar.

Al recibir la respuesta Off dejo ir a su amigo creyendo en sus palabras. Al estar seguro de que las miradas de sus acompañantes ya no lo seguían salió rápidamente del establecimiento. Por fin aire fresco...

Al momento de salir del bar un olor dulce lo golpeo, aturdido busco la fuente del olor y en efecto; era una chica en cunclillas llorando por su celo. Max se maldijo internamente ¿Nadie podía guardarse su aroma para si mismo? Su moral lo obligaba a mandar a esa chica a su casa para que estuviera a salvo pero realmente no le importaba lo que le pasara. A regaña dientes se acerco a ella para ponerla de pie pero sin avisó la chica se abalanzó en él hipnotizada por el aroma de un alfa dominante.

Mientras la chica buscaba más de su olor Max quería alejarla, no sentía ni una pizca de atracción por ella en esos momentos, se le asemeja a un hombre lidiando con un cachorro molesto.

- ¿¡Que demonios!? - Antes de que Max se diera cuenta ya había sido golpeado por un completo extraño - ¡Estúpidos alfas que piensan en follar a quien sea! - El hombre le grito mientras abrazaba a su pareja.

- Creo que... - Max quería arreglar el mal entendido pero el hombre le volvió a golpear. ¿Que les pasa a las personas en estos días?

- Disculpe - una tercera voz se interpuso entre la disputa de los alfas - Se lleva una equivocada idea, mi amigo solo quería ayudar -.

El hombre quien se había atrevido a defenderlo no era más grande que Max pero todo su físico era muy distinto. Su trabajado cuerpo se marcaba en el traje que usaba, su rostro era perfectamente afilado remarcando su mandíbula, con cabello castaño que brillaba por las luces de los faroles en ese momento y aun que tenía un rostro serio no le quitaba lo hermoso y amable en él. Sin dudas algunas tenía que ser otro alfa o beta y cual fuera el caso había dejado a Max perplejo por su rostro atractivo.

Entre alfasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora