la brisa de la tarde de londres remecía suavemente los cabellos del afro de john mientras este miraba el horizonte, observando el sol a punto de comenzar su puesta con las manos en los bolsillos de su pantalón.
no había puesto un pie en londres y menos en el puente donde su hermana había perdido la vida hace exactamente once años y ahora se encontraba allí de pie frente al barandal, terminando de sanar y dejando que la tranquilidad volviera a entrar a su vida ahora que tenía treinta y tres años. cuánto había madurado, crecido y dejado atrás el jovencito que había sido la década de los '70.
¿qué hacía allí? esperaba a las personas que no veía hace once años también y a diferencia, de su viejo yo, no estaba nervioso. no temía reencontrarse con ellos e incluso estaba dispuesto a escuchar un par de reclamos porque las llamadas que sostuvieron hace semanas no le aseguraban que no tuviera reproches que, aceptaba merecía.
la situación no era demasiado compleja a decir verdad. john se había tomado su tiempo para aceptar y comenzar a sanar todo lo que había ocurrido, le había costado lágrimas, soledad, auto recriminaciones, pero los años se hicieron sus aliados y poco a poco fueron dándole la calma que necesitaba. sin embargo, había algo que no podía solucionar solo y se debía precisamente a la forma en la que se había marchado en el pasado.
necesitaba sanar con ellos, necesitaba mostrarles que había vuelto a poner sus piezas rotas en orden aún cuando todo el mundo pensara que alejarse era lo peor que había hecho, necesitaba disculparse a pesar de que la decisión hubiera sido buena para su vida porque sabía que los había lastimado y había fragmentado la particular familia que algún día fueron.
¿fueron? no, sabía que seguían siéndolo, que nunca se habían soltado realmente.
recordó todas las llamadas que entraban al teléfono de la hostal en la que se hospedó al llegar a francia y sonrió nostálgico. en aquella época no había sabido valorar la preocupación y consideración que tenían por él a tal punto que la recepcionista tuviera que pedirle que por favor, sus amigos del extranjero comprendieran que habían más personas alojadas que necesitaban usar el aparato también.
