𝘁𝘄𝗲𝗻𝘁𝘆 𝘀𝗲𝘃𝗲𝗻.

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→   CAPÍTULO VEINTISIETE. 

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LONDRES, INGLATERRA.
SEPTIEMBRE, 1973.

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—cielos, roger. no puedo creer que hayas hecho esto.—

—me pediste que la hiciera feliz y eso es exactamente lo que voy a hacer cueste lo que cueste.—

—me refería a que la trataras bien y fueras comprensivo con ella.— dijo john, con obviedad. —ni siquiera teníamos el dinero para alquilar la casa, ¿cómo te sacaremos de la cárcel si te descubren?—

—prefiero pudrirme yo en la cárcel a que faith se pudra en ese infierno donde vive.—

su respuesta dejó a deacon en silencio. los sentimientos de roger cada vez se hacían más evidentes y aún era algo extraño para sus amigos, ya que siempre había sido un simple amante efímero.

pero con faith, todo era diferente. el rubio estaba dando naturalmente lo mejor de sí mismo para ella y estaba dispuesto a protegerla y quererla con todo lo que tenía.

había sido precisamente por eso, que había gastado todos su ahorros en comprar algunas cosas para el lugar. roger no era estúpido como para amueblar la casa a sabiendas que el encargado podía enseñarla a otras personas en cualquier otro momento, pero el sótano no era algo de interés para visitar así que era el escondite desapercibido perfecto.

en cosa de horas, taylor había convertido el sombrío cuarto en una bonita guarida secreta. había limpiado hasta el último rincón, ahogándose en polvo y suciedad, compró un sofá de segunda mano y había llevado los cojines de su propia cama para dejarlo en mejor estado. y para finalizar, puso algunas velas que encontró en su casa, ya que el servicio eléctrico no funcionaba.

brian lo observaba con curiosidad. estaba tan distinto a lo que acostumbraba ser, incluso había recogido su cabello en un medio moño para despejar su vista.

—nadie se dará cuenta. el hombre era un completo tarado.— reafirmó roger, poniendo algunos mechones sueltos de su pelo tras su oído. —ahora, ¿podrían dejar de quejarse y ayudarme con esto?—

sus tres acompañantes soltaron un suspiro al verlo apuntar el sofá. aún había que bajarlo al sótano ya que él no podía hacerlo solo.

por supuesto que freddie acabó rodando escaleras abajo pero al menos, todo había quedado perfecto para la tan esperada cita.

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❝ el champagne tienda a atraer felicidad, alegría y buenas vibras.

𝐂𝐎𝐋𝐎𝐑𝐒  ✿︎  roger taylorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora