8| Un lobo disfrazado de oveja

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Para Ren, su peor miedo siempre había sido quedarse solo. Podía contar con los dedos de una mano las personas importantes en su vida y aunque en el pasado había tenido uno que otro amigo, ahora eran nada más que extraños que se encontraba en el pasillo y le giraban la cara.

Su abuelo lo había criado solo, le enseño a leer y fue su todo durante mucho tiempo, solo él y el abuelo, en una casa que olía a cigarros y a una vela derritiéndose junto a la foto de su abuela fallecida. Ren corría a casa después de la escuela y se sentaba en la isla de la cocina a esperar que su abuelo hiciera la comida. No era una mala vida, pero indudablemente era una muy solitaria.

Hasta que llego él.

Jayden.

Se conocieron un día soleado en el primer año de secundaria mientras esperaban el autobús juntos. Fue una casualidad que se repitió una y otra y otra vez hasta que Jayden le pidió su número de teléfono.

No era la primera vez que un chico se fijaba en él de esa manera, pero era la primera vez que sentía interés mutuo y eso le agradaba bastante.

Jayden era encantador y lindo, se fijaba en los pequeños detalles y le hacia cumplidos todo el tiempo, lo motivo a unirse al clup de teatro y a comprar su primer abrigo de marca, tenían gustos tan parecidos que hacerse amigos no fue un problema. Comenzar a salir tampoco.

Su relación avanzó a pasos gigantescos. Ren le dio casi todas sus primeras veces a Jayden, y aunque el Alfa muy pocas veces era delicado en la cama, podía soportarlo. Lo quería. O eso quería pensar.

Lo que paso después de iniciar su relación es que, Ren descubrió que Jayden no era ningún príncipe de brillante armadura. Se enfadaba con una facilidad sorprendentemente peligrosa. Al principio los arranques de ira de Jayden ocurrían una vez cada semana, luego se redujeron una vez cada tres días y antes de darse cuenta, Jayden se enfadaba diez veces al día por cosas como que el autobús se retrasaba o la comida no tenía sal. Solía ponerse rojo y gritar blasfemias al cielo cuando no estaba golpeando la pared hasta destrozarse los puños. Incluso aveces se desquitaba con él en la cama y no era nada placentero.

Una alarma se activo dentro de la cabeza de Ren y fue cuando dijo "¿Que mierda estoy haciendo con este tipo?"

Lo intentó dejar, una, dos, tres, cuatro veces en las que Jayden se humillo a si mismo pidiendo perdón y prometiendo cambiar, cosa que nunca paso por supuesto. Ambos estaban en un tira y afloja con su relación que poco a poco se volvía cada vez más tóxica. Hasta que en una de sus muchas peleas, Jayden hizo algo imperdonable.

Compartió con sus amigos un video intimo suyo teniendo sexo con esa estúpida lencería indecente que Jayden le obligaba a ponerse, además de eso, filtro sus fotos desnudo y las compartió con más personas. Era su intimidad, aquello había sido el quiebre definitivo.

Ya no quería a Jayden cerca. Ya no más. Al menos no para formar una relación.

- ¿Por que hueles a otro alfa? ¿A quien le estas abriendo las piernas, maldito ofrecido?

Ren se safo de su agarre con brusquedad.

- ¡Dos segundos Jayden! ¿Puedes no ser un idiota dos segundos?

- ¿Por que parece que un alfa te marco todo el cuerpo?

Ren se llevó dos dedos a la frente y suspiro. Contarle la verdad solo haría un problema innecesario.

- Un amigo vino a dejarme la tarea. Me abrazo cuando se fue, tal vez su olor se me pego.

- ¿Crees que soy tonto? ¿Eso es verdad?

RenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora