3| Bolitas de papel

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En el mundo, habían personas que estaban destinadas a sobresalir, no importaba si era por su ropa, su cabello, su rostro o el aura a su alrededor, inevitablemente iban a ser el centro de atención quieran o no.

Ren fingía ser invisible durante las clases y en los pasillos, si no era un profesor quien se dirigía directamente a él, el mundo a su alrededor pasaba a segundo plano.

Pero parecía que había un letrero con letras enormes en su cabeza que decía: Mírame, ven a molestarme, hablame.

"Mi celo llegará la próxima semana, me quieres ayudar? "

Ren hizo una bolita la nota que estaba sobre su libro de texto, la arrojó al suelo y siguió copiando las  ecuaciones en la pizarra. El chico a su lado volvió a pegar otra nota en su libro, invadiendo su espacio personal. Estaba dejando salir su olor a propósito, olía como el queso añejo. No podía tener un olor más asfixiante.

"Puedo pagarte bien si eso es lo que quieres"

Ren respiró despacio, ni siquiera se molestó en seguir leyendo las notas hasta que el alfa a su lado se canso, chasqueo la lengua y se alejó un poco diciendo algo a sus amigos que provocó un par de risas.

Una mano se deslizo dentro de su suéter y acarició su espalda desde atrás. El omega se levantó exaltado, la silla cayó al suelo en un ruido sordo.

— ¡No me toques!

— ¡Ren! — el profesor de matemática se volteo, su voz arisca le puso los bellos de punta. — ¿Qué es ese arranque de salvajismo? ¿Acaso crees que estás en la selva?

Ren se encogió sobre si mismo mientras recogía la silla, no respondió a la pregunta del profesor y este pareció enfadarse más.

— Lo siento — logro balbucear

Por lo que más quiera, no me envie a la pizarra.

— Ven a resolver el ejercicio cuatro.

¡No, no, no, no!

Sus piernas temblaron cuando se puso de pie, con los hombros caídos y el corazón acelerado contempló el pizarron lleno de fórmulas matemáticas ¿Por qué había letras? ¿Que era esa cosa que parecía un pez? ¿Y ese óvalo con una carita feliz? Oh, que alguien lo sacara de esa penosa situación.

Caballero de brillante armadura ¿Dónde estas ahora?

— ¿Qué estas esperando? Acabo de explicar ese problema — el profesor se cruzó de brazos a la expectativa

El señor Miller era apodado el diablo de las matemáticas, parecía tener un problema personal con los alumnos omegas, porque no dejaba pasar una sola situación donde los hiciera parecer seres tontos de bajo intelecto. En su salón solo había dos chicas omegas y ese hombre parecía empeñado en hacerle la vida imposible.

— Es que... No entendí — habló con la boca pequeña

— ¿Como que no? ¡Llevo toda la clase preguntando si había dudas! ¿Por qué no te concentras en vez de perder el tiempo en mi clase? ¿Crees que esto es un juego?

— Si pudiera explicarlo de nuevo yo...

El hombre ni siquiera lo dejó hablar.

— No puedo retrasar mi materia solo por que tu no entiendes — el hombre fue severo — Aparte de eso, la presentación de tu tarea de hoy fue un asco. Era mejor que no trajeras nada a entregar un cuaderno en esas condiciones. Siendo un omega, deberías ser más delicado con las cosas que haces.

RenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora