12| Hermandad

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Mark no le contó nada sobre Roy.

En su lugar, comenzó a divagar sobre sus experiencias en detención y como era muy normal que pasara sus tardes en ese peculiar salón. Al parecer, controlar sus impulsos de ira resultaba un trabajo muy agobiante y cansado para la orientadora escolar, así que preferían encerrarlo en ese salón hasta que se le pasara la sobrecarga de emociones.

No era un mal tipo. Solo algo ruidoso y tosco. Le tiro un par de piropos sobre lo sexy que eran sus muslos regordetes y lo hizo reír un montón. También habló sobre su ropa y como le gustaba su estilo atrevido. No era un coqueteo incómodo, solo era Mark siendo Mark.

—Espera, no te muevas —el alfa rubio había robado su hoja blanca y parecía estar garabateando algo en el papel —Espera.... Espera.... ¡Listo! ¡Ta-ran!

Con mucho orgullo le mostró la recien creada obra de arte. Era un dibujo sencillo del omega sentado en la silla con la mirada perdida en la nada y su cabello rizado cayéndole sobre la frente. Era poco detallado y no más que un boceto pero se podía apreciar la técnica y pasión con la que Mark había trazado el papel. Ren tomo la hoja en sus manos y lo analizó asombrado.

—Woh, que bonito. Tienes mucho talento Mark.

El susodicho sacudió la mano, fingiendo modestia.

—Lo sé, lo sé. Suelo dibujar mucho en mis ratos libres, el esfuerzo da sus frutos.

—¿Me lo puedo quedar?

El rubio levantó las cejas, poniendo una expresión graciosa. En las pocas horas que habían pasado juntos Ren había descubierto que era muy expresivo, creía difícil que el alfa pudiera ocultar alguna vez lo que estaba sintiendo.

—¿De verdad quieres conservar esa basura?

Ren doblo la hoja con cuidado, tratando el boceto como algo muy valioso y no como un simple pedazo de papel. Mark se le quedó mirando, absorto en sus pensamientos.

—No es basura, es arte. El tipo de arte que pagaría por ver en una exposición —Ren sonrió con los ojos cerrados, tal vez pensando que estaba exagerando sus palabras.

Mark arrugó la cara, pero no con disgusto, era como si no pudiera aguantar la emoción y estuviera reprimiendose. Se inclinó sobre él, buscando su oído y susurro muy muy bajito.

—¿Te cuento un secreto?

—¿Si?

Al omega le asombro el tono de voz inseguro que uso el extrovertido alumno.

—Quiero ir a la Universidad de artes de Chicago.

—¿Te cuento un secreto? —devolvió Ren el susurro.

—¿Qué?

Con una sonrisa juguetona el omega respondió.

—Yo también. Al departamento de moda y diseño.

Mark pegó un grito que despertó a la maestra dormida en su silla y sobresaltó al pelirrojo. El rubio se llevó las manos a la boca y pego brinquitos en su asiento. Como un niño pequeño cuyos padres le acaban de anunciar que irían a Disneyland.

—Me caes bien, creí que serías más engreído o algo asi. Los omegas lindos siempre son engreídos.

El omega se sonrojo, aunque no era su intención.

—Yo creí que intentarían seducirme.

Mark se llevó una mano al pecho, dramático.

—Ah, mi reputación me precede. No es mi culpa que existan omegas tan lindos y follables. Esta en nuestra naturaleza unir nuestros cuerpos.

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⏰ Última actualización: Apr 15, 2023 ⏰

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