[Un año después...]
— Señor... -— inicia Jungkook al entrar al despacho de Yoongi. Hace una reverencia. — Vine tan rápido como pude, ¿qué desea?
— Verás, Jungkook-ah... Necesito que distraigas a Jimin un rato.
Ah, Jimin.
Excepto por el color de sus alas, — las cuales quedaron de un intenso color negro, aunque afortunadamente funcionales — su recuperación fue totalmente exitosa. Con tiempo y el debido descanso, el pobre ángel malherido pudo sanar su cuerpo y retomar su vida con normalidad.
Normalidad que claramente había cambiado ya que no era bienvenido en el cielo, por lo que el infierno se convirtió en su nuevo hogar. Fue duro al principio adaptarse a un lugar completamente distinto al que estaba acostumbrado, pero con la ayuda de cierto diablito se le hizo más fácil.
Park Jimin era el único ángel en el infierno, pero a pesar de ello era uno más.
— ¿Al Señor Jimin? ¿Acaso ocurre algo, Su Majestad?
— No es nada, y de hecho lo sabrás porque deberás ayudarme... sólo necesito que esté distraído un par de horas.
Jungkook toma su mentón, mostrándose pensativo hasta que se le ocurre una idea.
— ¡Oh! — exclama — Quizá tenga la solución... — Yoongi lo miró haciéndole saber que le prestaba atención. — ¿Cree que al Señor Jimin le caiga bien mi novio?
— ... y así fue como Jungkook me conquistó. — ríe Taehyung, exponiendo su cuadrada y única sonrisa. — ¿Puedes creerlo? Al principio no entendí que fue lo que vi en ese tonto pero aquí estamos... — se acerca a la mesita ubicada entre los sillones donde estaban sentados y toma un poco de su té.
No habían pasado veinte minutos desde que Jungkook dejó a Jimin en su casa para que pasara tiempo con Taehyung y estos ya estaban confesándose hasta sus más oscuros secretos.
El tiempo está sobrevalorado, ¿no?
Jungkook dudaba, no sabía si aquél vínculo funcionaría pero extrañamente ahí estaban: un ángel caído en el infierno y un auténtico demonio, compartiendo el té y los chismes como si fueran amigos de antaño.
— ¡La sábana negra! — exclama Yoongi a Jungkook.
El diablo y el joven demonio estaban corriendo por todos lados ultimando detalles para llevar a cabo el plan de Yoongi, en lo que entra Soyeon sin previo aviso.
— ¿Qué está pasando aquí? — pregunta con una ceja enarcada.
Su hermano estaba tenso y — lo más extraño — ordenando cosas de una curiosa forma. El Min mayor suspira y mira a Soyeon.
— Te lo voy a decir directamente para que no me ataques a preguntas, ¿si? — Soyeon asiente. — Pero no chilles, por favor... No quiero quedarme sordo. — voltea a ver a Jungkook. — Ve a buscarlo.
Jungkook se retira y Yoongi termina de de ordenar ante la mirada de Soyeon.
— No te prometo nada, Min. — contesta alzando sus manos.
Un fuerte y agudo grito se escucha en hasta en el rincón más lejano en el infierno, el cuál alerta a todos incluyendo al par de nuevos amigos.
Un par de llaves suenan y la puerta de la residencia Jeon-Kim se abren dejando ver a Jungkook.
— Lamento interrumpir chicos, pero vine a llevar a Jimin a casa...
Taehyung bufa.
— ¡Ay, no! Justo cuando empezaba a contarme la paliza que Yoongi le dio a Namjoon... — hace un puchero provocando que su novio ría.
— Pueden seguir hablando en el camino, ¿saben?
— ¿Osea que puedo acompañarlos? — Jungkook asiente. — ¡Yay! Vamos, Jimin-ah... Cuéntale todo a este demonio.
Taehyung toma a Jimin de la mano, sin soltarlo en todo el camino hacia Yoongi.
— ¿Porqué soy la tercera rueda? — se pregunta Jeon a si mismo, con humor.
Jimin entra al despacho de Yoongi y se sorprende al notar las luces apagadas y el fuego en el centro totalmente extinto. Camina a tientas por el lugar, buscando algo conocido.
— ¿Yoonie? — pregunta, sin saber dónde estaba su Diablito. — ¿Estás aquí, cariño? Ya volví de casa de TaeTae y Kookie...
Yoongi chasquea un dedo iluminando la habitación con sólo el fuego en el centro del lugar y potentes velas formando un caminno desde la entrada hacia él. Esto generó una romántica penumbra.
— Hola, bebé... — sonríe Yoongi, recibiendo a un confundido pero feliz ángel en sus brazos.
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Hellevator #1 [Yoonmin]
Fanfic[𝙎𝙞𝙣𝙤𝙥𝙨𝙞𝙨] El más bello de los ángeles bailando tranquilo en el Edén. El Diablo, algo aburrido y en busca de saciar sus ganas de enojar a Dios. Y un pecado, la más grande falta que un ser tan puro podría cometer jamás... Hellevator, la inevi...