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Los días, habían pasado, tranquilamente... O eso era lo que pensaba Jimin, solamente se la pasaba encerrado en su habitación, si antes alguna vez había odiado su físico, ahora lo odiaba más, su mano estaba vendada al igual que su abdomen y su cuello tenía un collarín, solamente para que sus moretones y marcas de estrangulamiento no se notarán, creía que solamente era un error en la vida, todas las mañanas se despertaba con las palabras que Yoongi le decía, que era un bueno para nada.
No había ido a la escuela en una semana, estaba algo preocupado pues, no sabía nada de Yoongi

Y mucho menos de Taehyung...

El rubio se la había pasado toda la semana en reposo en su habitación, sin contacto con nadie, desde aquel día en el hospital, las cosas en su casa cambiaron un poco.

El pobre no se podía mover ni para ir al baño, pues si antes había llegado al hospital por una crisis psicológica, había salido casi muerto, no podía contestar las llamadas y mucho menos los mensajes, pues claramente no estaba dispuesto hacerlo.
¿Sus amigos y compañeros?
Claro, había veces que alguno de ellos venía y tocaba la puerta a preguntar por Jimin, como aquel chico de pelo café claro del último año, al cual lo llamaban Jin, pero...

El problema era que las cosas ya habían cambiado, desde lo ocurrido en el hospital, la madre adoptiva de Jimin había puesto bajo seguridad al menor y a la casa, pues no era seguro ni para Jimin, ni para nadie... No sabía de qué era capaz de hacer su hijo.

Su madre estaba siendo demasiado sobreprotectora, pues cuando se encontró con esa escena, le llegaron se recuerdos a la cabeza.

— Hola mi corazón

— Ma-mamá hola — pronunció Jimin con mucho trabajo

— ¿Cómo te sientes mi vida, necesitas algo? — dijo la rubia sentandose en los pies de la cama, después de hacerlo, acaricio la mano de Jimin la cual estaba a un costado

— me du- duele mucho la garganta — dijo seco

— es normal que te duela después de lo que ocurrió, pero con la medicina que te dieron, mejoraras en un par de días

El menor solo miraba a su madre y asentía con la cabeza

— muy bien, es hora de que camines, recuerda que debes de caminar para que te recuperes muy pronto

Lexa se levantó de su haciendo y camino hasta la altura de Jimin, empezó a desconectar todos los cables que tenía con mucho cuidado para no lastimarlo, con su mano derecha intento sentar a Jimin en la cama, para que pudiera levantarlo con más cuidado, rápidamente le puso sus zapatos a su amado hijo, para después volver a tomarlo de la mano y ayudar a pararse.

— ¿estás listo? — pregunto la rubia

— si — dijo seco

Entonces comenzaron a caminar, primero fue lento y después un poquito más activo

— mira, lo bueno es que ya te puedes levantar un poquito más rápido hijo

— me duelen las pantorrillas

— es que anoche caminamos mucho, debes de volver a acostumbrar a tu cuerpo a Caminar —dijo calmada

— podemos salir al jardín? — pregunto el menor animado

— No cariño — respondió su madre

— Por qué no mamá? — pregunto un poco sorprendido

— no estas tan bien como para salir a algún lugar — respondió firme para seguir caminando ahora por el pasillo

Últimamente Jimin sentía a su madre más pegada a él, entendía que talvez estaba así por qué él estuviera mal y tenía miedo si se llegará a lastimar más, pero... No dejarlo salir ni de su habitación o de la segunda planta, se le hacía muy extraño, anteriormente, cuando él era un niño y era más inocente e inofensivo, no se preocupaba de esta manera y mucho menos para no dejarlo salir o dejarlo solo al menos un minuto que no fuera para dormir.

°«Nevermine»°🍂 ~+20~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora