Capítulo 7

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Los días pasaban y en la primera semana, Catra, no pareció mejorar mucho, se pasaba la mayor parte del tiempo dormida y tenía horribles pesadillas frecuentemente.

El progreso de su estado físico no era muy notable, le costaba hablar, estaba sin energía, todo el tiempo cansada.

Adora comenzó a dormir con ella en la misma cama en vez de dormir en un colchón improvisado, hecho con mantas, en el suelo.

En las noches, la rubia se tumbaba junto a Catra, la rodeaba con sus brazos y la brindaba seguridad y calma, evitándole algunas pesadillas y consolándola cuando estas aparecían y la atormentaban hasta hacerla despertar llorando, aterrada por aquellos sueños.

Poco después de empezar a dormir juntas, Carta mostró avances en su recuperación, tal vez fuera por los medicamentos que Bow le traía, pero que cada quien piense lo que quiera.

(Creo que todos estamos de acuerdo en que el Catradora puede curarlo todo)

Habían pasado ya tres semanas desde que el escuadrón de mejores amigos, al cual, Bow, había añadido a Cara, encontró a la moribunda minina.

A la felina no le hacía mucha gracia lo del escuadrón de amigos, pero, cada vez que protestaba, el arquero le decía lo increíblemente tierna que se veía enojada.

La verdad es que, aunque no le gustaba que el arquero le recordara lo adorable que es a cada rato, se llevaba bien con él.

Con Glimmer no se llevaba mal, pero era una relación muy diferente a la que mantenía con Bow, a ambas les gustaba chincharse la una a la otra, eran como el perro y el gato (Nunca mejor dicho)

Regularmente, hacían pijamadas para que Catra no se sintiera sola y también para compensar que, gran parte del día, los demás tenían que ir a hacer misiones y la felina solo se quedaba en la habitación.

Aún, nadie sabía que ella estaba en Luna Brillante y tenían que ocultarla; cuando limpiaban las habitaciones, una vez a la semana, Glimmer llevaba a Catra a su cuarto, ya que era de los primeros en ser limpiado cuando los criados iban a la habitación de Adora ya habían terminado con la suya.

A la felina no le gustaba nada ser teletransportada, se mareaba bastante, hasta el punto de casi vomitar.
Por supuesto, Glimmer, no desaprovechaba la oportunidad de burlarse de su amiga.

Al estar mareada, Catra no la respondía, pero le sacaba la lengua en señal de burla.

Pasó el primer mes y Catra estaba mucho mejor, ella ya podía ponerse de pie sin ayuda, tenía sus días buenos y sus días malos, pero, por lo general, mejoraba rápido.

Llegó el día de una importante misión a la que debían acudir los tres héroes.

-Lo siento, tenemos que ir- Se disculpaba la rubia estando de pie frente a la cama con la mirada en el suelo, no le gustaba que Catra se quedase sola.

-Tranquila, me quedaré aquí aburrida hasta que vuelvan- Comentó la felina sentada en la cama -Espero que no tengas un diario o algo así porque pienso fisgonear, lo sabes,¿verdad?- Bromeó, sacándole una sonrisa a la ojiazul.

Adora se sentó a su lado y la abrazó, escondiendo la cara en su cuello.

Catra se sorprendió por aquel repentino gesto, pero no tardó en corresponder.

- Ojalá pudieras venir, odio que te quedes sola- La rubia no se separó ni un centímetro de la morena.

-Algún día, Princesa- Dijo la castaña, dándole unas palmaditas en la espalda, con una sonrisa de oreja a oreja.

A Catra se le escapó un pequeño ronroneo que hizo que Adora se echase a reír provocando un sonrrojo en la morena.

La felina puso una mano en la mejilla de la rubia y la empujó, gruñendo mientras Adora no podía parar de reír.

Celdas y Catilea (She-ra fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora