Capítulo 21

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Hola a todos, mis linduritas.
Nuevamente me he retrasado mucho, lo sé, pero no se preocupen por que ya he terminado con mis exámenes finales (Gracias al cielo) y ya estoy de vacaciones, así que podré tener más tiempo para escribir y publicar más seguido.

También le mando un saludo a AlitCerr_0820 por su chiste en el capítulo 19.

Sin más que decir (Excepto "Por favor no me maten por haber tardado tanto) empecemos con el capítulo.

-¿Pe..pero cómo?- Angella, aún incrédula por las dolorosas palabras de su amado, necesitaba detalles, saber que había sucedido exactamente, Micah lo sabía y no dudaría en contárselo.

El rey, suspirando con pesadez y angustia, se acercó más a su esposa y ésta acunó sus mejillas heladas por el frió de la noche.

Ambos monarcas compartieron un escueto beso que, aunque corto, pudo expresar todo el cariño y amor que se procesaban el uno por el otro.

Tras separar sus rostros, Angella hizo gesto de sacar a aquel pequeño ser de los brazos de de su esposo, él, sin inconvenientes y con todo el cansancio de su cuerpo, no tuvo reparos en ceder, pero el gruñido del extraño felino que había acompañado a Micah les hizo frenar el intercambio.

El monarca, aún con la bebé en brazos, se arrodilló frente al animal y acarició con suavidad el fino pelaje granate cereza de detrás de su oreja. -Está bien, amigo- Le aseguró con voz calmada.

Angella veía con curiosidad la escena desde la posición elevada que le proporcionaba su altura natural.

Grande fue su sorpresa cuando el felino creció en tamaño hasta llegarle por la cintura y se acercó lentamente a ella, alzó la mirada para que sus ojos se cruzaran, ladeó la cabeza y aplanó una de sus orejas.

El ángel estiró su mano con cuidado, no quería asustarle, pero tampoco se mostraría temerosa.

Enderezando su cabeza, acercó el morro a la mano que le era brindada, olfateó captando, no solo el aroma de la piel ajena, sino también los sentimientos y el poder que desprendía, el miedo, la angustia, la tristeza y el dolor, todo eso mezclado con la curiosidad, el alivio y la sorpresa.

El animal no tardó más de un segundo en restregar el hocico por la piel descubierta de la mano, ronroneando con fuerza.

Y, como si aquel suave sonido fuera el detonante para una reacción en cadena, la bebé que aún permanecía fuertemente aferrada al brazo del rey comenzó a ronronear también.

-Parece que le caes bien- Comentó Micah acercándose de nuevo a su esposa.

Esta vez fue él quien le brindó a la pequeña, Angella la tomó en brazos sin recibir quejas de parte del animal, que ahora se restregaba en su pierna.

Nada más sentir el cálido tacto del ángel, la pequeña despertó y, lejos de echarse a llorar, miró a su alrededor, curiosa por todos los hermosos colores que producen los magníficos atardeceres en Luna Brillante.

El rey observó enternecido como era que su esposa se había quedado prendada de aquellos inusuales ojos bicolor.

La bebé dió un pequeño y adorable bostezo y, al darse cuenta de que no conocía a la persona que la sostenía en brazos, escondió el rostro entre los ropajes reales, con vergüenza.

Micah suspiró y, junto a su esposa, se adentraron al castillo mientras contaba lo sucedido.

Explicó que, cuando llegaron al reino Magicat, la batalla había finalizado, no había rastro del enemigo, pero tampoco de los aliados, no nada más allá de los grafitis y los estandartes hordianos, los restos de robots y los innumerables cadáveres en el suelo.

Celdas y Catilea (She-ra fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora