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Sunoo caminaba de la mano de su padre, ambos en dirección hacia el parque donde la cita del menor seria. El mayor le daba pequeñas palabras de aliento, algunos consejos y recordándole que si algo que no le gustase sucedía, que los llamara. El menor asentía con su cabeza, sabiendo de memoria aquél detalle.

— Tu Papá también me llevó a tomar helado —comenzó relatando el omega mayor—, ya los nueve meses nacieron tus hermanos mayores.

— ¡P-Papá! —chilló Sunoo cuando escuchó el final de su "historia"—. ¡No haremos nada de eso, solo iremos a tomar helado!

— ¡Namjoon dijo exactamente lo mismo! —Seokjin agregó riendo a carcajadas. Fue imposible para él no burlarse del rostro completamente rojo de su hijo, pero tuvo que detener sus carcajadas cuando el aire comenzó a faltarle. Los años no venían solos y lo confirmó en aquél momento.

Aún con sus manos entrelazadas, padre e hijo llegaron al parque y se sentaron en una banca a esperar que el alfa llegara. Ninguno de los dos notó a las ocho cabezas que se escondían detrás de ellos, bueno, al menos no Sunoo. Un aroma conocido por el omega menor se hizo presente, el aroma del alfa. Se levantó tranquilamente para comenzar a buscar con la mirada a Sunghoon.

SeokJin se llevó tremendo susto cuando su hijo comenzó a correr alegre hacia la dirección contraria a la que habían llegado. Al oír el grito que soltó, lo entendió todo. Estaba corriendo hacia el alfa que lo esperaba con los brazos abiertos.

— ¡Sunghoon hyung, hyung! —chilló feliz cuando estuvo junto a él, comenzando a lamer su rostro con alegría.

— Hola, cachorro —saludó el mayor riendo, envolviéndolo entre sus brazos—. ¿Tanto me extrañaste? —besó la frente

— Se podría decir que sí... —asumió avergonzado —. ¡Pero también estoy feliz! No solo por verlo, sino también porque alguien especial vino a acompañarme y quiere conocerte —explicó dando pequeños saltitos de alegría mientras se separaba del mayor.

— ¿Sí? ¿Quién es ese alguien, cachorro? —preguntó Sunghoon levantando la mirada en busca de alguien.

— Mi papá —comentó con naturalidad para luego tomarlo de la mano y arrastrarlo hacia donde había dejado solo a su padre.

No notó como el rostro del alfa se había tornado más pálido de lo que ya era, ni como este se dejaba ser jalado porque no estaba del todo consciente de lo que hacía.

En la mente del alfa solo rondaban las palabras "mi papá". Oh diablos, Sunghoon no se esperaba eso. No creyó que conocería tan rápido a quien trajo a la vida al lindo omega que lo arrastraba. Si su hijo mayor era un alfa fuerte e intimidante, no dudaba que su padre fuera otro alfa igual a su hijo. Sus labios temblaron al darse cuenta de sus pensamientos.

Grata fue la sorpresa que se llevó Sunghoon al ver que el padre de Sunoo era un omega con dulce sonrisa y muy apuesto, tal y como Sunoo lo era.

— Así que tu eres Sunghoon —soltó sonriente el omega mayor. El alfa no hizo más que asentir con la cabeza mientras hacia una reverencia—. Me alegra poder conocerte.

— Lo mismo digo, señor —habló con una tímida sonrisa el joven.

— Por favor, no me llames señor, me haces sentir viejo. Llámame Seokjin, Jin o futuro suegro, como gustes —ante la broma del omega mayor, ambos jóvenes se sonrojaron. SeokJin río—. Yo ya me iré, tengan una linda cita. Y por cierto, me gustaría verte en mi casa un día de estos ¿Qué dices, cielo?

— Sería un gusto, futuro suegro —Sunghoon asintió con una pequeña sonrisa traviesa, haciendo reír y encantando al omega mayor, sonrojando al menor.

Luego de que SeokJin se fuera, ambos chicos se tomaron de las manos para tomar rumbo hacia la heladería más cercana. Ninguno de los dos notó algo raro, ni tampoco como ocho lobos curiosos salían de su escondite.

— Sunghoon es bastante apuesto —comentó de repente Ryujin, recibiendo miradas negativas y un golpe por parte de su padre.

— Pero tiene razón —la voz de Seokjin asustó a los ocho lobos que entraron en un creciente pánico.

— Ji-Jin, bebé... Hola... —hablo Namjoon mirando con sorpresa a su esposo.

— Tienen 2 minutos para explicarme que hacen aquí —pidió cruzándose de brazos el omega.

— Lo que pasa es que mamá nos obligó a todos a seguirlos para espiar la cita de Sun con el alfa —explicó rápido Yuna.

— ¡Yo no los obligué! —gritó exaltado Namjoon.

— Bueno, no tan así, pero sí... —agregó la alfa menor.

— Papá nos ofreció seguirlos y aceptamos. Además de que ninguno confía en Sunghoon, también nos da curiosidad la primera cita de nuestro bebé... —explicó con la verdad Chaeryeong.

SeokJin los miró con el ceño fruncido, asintiendo con la cabeza mientras analizaba la situación. A él de igual manera le daba curiosidad saber que harían en su primera cita, además quería saber como trataba aquél muchachito a su hijo menor. Suspiró deseando no arrepentirse de lo que iba a hacer.

— Denme ese spray —extendió su mano y su hija mayor le dio el spray inhibidor con una sonrisa en sus labios.

— Por eso eres mi omega —habló Namjoon mientras le guiñaba un ojo y comenzaba a correr para perseguir a los jóvenes lobos. Los ocho restantes la siguieron en silencio.

El alfa y el omega se encontraban sentados en una banca debajo de un árbol. Las largas piernas de Sunghoon lograban llegar al suelo, en cambio las de Sunoo se balanceaban en el aire de una tierna manera. Ambos traían entre sus manos sus helados, los cuales saboreaban con alegría.

Sunoo miraba con ojitos brillantes al mayor cuando este hablaba, lo único que escuchaba era la voz del alfa. Tan gruesa y profunda que lo dejaba hipnotizado. Tan sumido en el relato de Sunghoon estaba, que cuando intentó comer una cucharada de helado, esta cayó al chocar sus sus labios, formando un dulce rastro que recorrió parte de su cuello hasta llegar a su remera.

— Cachorro... —llamó Sunghoon con gracia.

— ¿Sí, hyung? —preguntó encantado, amaba que su mayor lo llamara cachorro.

— Acabas de ensuciarte —se burló el mayor mientras reía.

— Yo- oh, recorcholis —Sunoo bajó la mirada a su ropa, la cual tenía una pequeña mancha rosa de helado. Intentó limpiarla pero lo único que logró fue ensuciar aún más su ropa.

— Déjame ayudarte —dijo Sunghoon tomando una servilleta y se acercó a él.

Con la servilleta en mano y su cuerpo casi sobre el del menor comenzó a limpiar la mancha de helado que estaba sobre su ropa, y poco a poco fue subiendo su mano, siguiendo el camino de helado. El alfa lamió sus labios al notar que parte del helado se había deslizado por su cuello y se perdió dentro de su ropa.

Sin pensarlo mucho, tomó por la espalda y nuca a Sunoo para lamer aquél dulce rastro que había dejado el helado de frutilla. Deslizó su lengua con delicadeza, saboreando también el cuello del omega que temblaba de sorpresa por su repentina acción. Cuando llegó a la comisura de sus labios se detuvo.

— La frutilla es... Cachorro, ¿estás bien? —preguntó cuando notó como el rostro del menor estaba completamente rojo. Sus ojos tenían un brillo raro que lo hacía lucir muy bonito.

— S-Si por cada vez que me ensucie con helado me limpiaras así, yo me bañaría en él —expresó el omega, haciendo reír al mayor.

Sunghoon volvió a acercar el cuerpo del contario al suyo para fundirlo entre sus brazos, pero un fuerte grito proveniente de un Alfa hizo que ambos se asustaran y se alejaran.

— ¡Maldito asalta cunas quita tus pegajosas manos de mi bebé porque juro que voy a-!

— ¡Namjoon cállate, ya la cagaste!


¡Se quiere llevar al bebé! [Sungsun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora