Jimin se entera que su novio le es infiel y no duda en gritarle que se acostará con la primera persona que vea.
No estaba en sus planes que esa persona fuera el problemático chico de su escuela, Jungkook. Menos, que este lo besara tras escucharlo t...
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Jungkook soltó un pequeño suspiro antes de guardar su teléfono y luego salir de la cocina con un plato entre manos.
Aún podía sentir la ligera opresión en su pecho, esa misma que apareció desde que leyó los mensajes de Taehyung y la cual ahora continuaba a pesar de tener a Jimin en su casa, sano y salvo.
Sin embargo, estar bien físicamente no significaba estarlo emocionalmente, y sabía que Jimin no lo estaba. Lo supo desde el momento en el que bajó las escaleras de su casa dispuesto a salir a buscarlo y terminó encontrándoselo en medio de la sala, encogido en sí mismo y temblando ligeramente. Estaba demás decir que traía sus ropas totalmente mojadas, las cuales goteaban creando un pequeño charco de agua a su alrededor.
Algo pesado golpeó su corazón cuando sus miradas se encontraron. Pequeño, frágil y vulnerable, así lo vio, con una pequeña sonrisa que apenas lograba alzar sus comisuras por lo forzada que era y con sus ojos reflejando lo herido que se encontraba en esos instantes.
¿Qué tan mal había salido esa pelea con su madre?
Finalmente llegó a la segunda planta y se detuvo frente a la puerta de su habitación. Tomó una corta respiración y no pasó mucho para que su mano hecha puño se alzara y sus nudillos golpearan contra la madera.
—Pasa —pudo escuchar a Jimin decir del otro lado. Ya le había avisado que solo ellos dos se encontraban en casa, más que nada para no preocuparlo.
Jungkook abrió la puerta y primero asomó su cabeza por la abertura, encontrándose al instante con su novio sentando de piernas cruzadas sobre la cama. Había dejado a Jimin para que tomara una ducha de agua caliente con tranquilidad y se cambiara con la ropa que le había dejado, que se trataba de un hoodie y un pantalón de chándal. Jimin traía su rostro ligeramente sonrojado por la ducha reciente y su cabello estaba aún húmedo, cayendo pequeñas de gotas de él sobre la toalla que traía sobre sus hombros.
Pero lo que más llamó su atención fue la sombra en su mirada, aquel reflejo triste que no desaparecía.
—Voy a secar tu cabello —dijo Jungkook mientras se acercaba a su escritorio y dejaba el plato con el sándwich sobre él.
