𝚃𝚑𝚊𝚝 𝚆𝚊𝚢 // 𝐎𝐥𝐢𝐯𝐢𝐚 𝐑𝐨𝐝𝐫𝐢𝐠𝐨 [✓]

3. Encuentros

________ Oliveira.

—¡Wow! David, este lugar es muy grande.

—Y muy barato. —Asentí.

—Primera compra buena del día. —Chocamos los cinco—. Lo malo es que es muy retirado de la escuela.

Habíamos llegado a Los Angeles hace algunas horas.
Rentamos un departamento que podría decirse que estaba barato, ya que estaba amueblado. Era provisional.

—Si, pero tú no te preocupes por eso. Ahora solo sal a algún bar, antro o como sea que le digas y diviértete. —Reí.

—No, David, ¿Por qué no vamos los dos?

—Tengo 40 años, ¿Qué voy a hacer yo ahí?

—Pero pareces de 30, y yo acabo de cumplir 22, ¡Wow! 22, que rápido pasa el tiempo, ¿No? —Sacudí mi cabeza y rio—. Vamos, David, puede que te distraigas. Hace años no salimos.

—Tengo trabajo.

—Acaban de salir de vacaciones, no pongas excusas.

—No, de verdad, deberías ir tú.

—Si no vas tú, tampoco yo. —Sonreí—. Estaba viendo una serie buenísima...

•

—Iré a bañarme...

—¿Saldrás?

—Tras pensarlo muchísimo, decidí que sí, tal vez me hacen falta amigos, y a lo mejor consiga a mínimo a alguno ahí. Aunque no creo que un bar sea el mejor lugar para hacerlos. —Alcé los hombros.

—¿"Tal vez te hacen falta"? O en realidad te diste cuenta que yo soy tu único amigo.

—¡Oye! Eres muy bueno de amigo. —Reímos.

•

Salí de bañarme, me puse una falda blanca de cuero, que me llegaba abajo de las rodillas de tiro alto, porque sí, amo las faldas, una blusa celeste de cuello en "U" de tirantes algo escotada y unos tacones blancos.

Me maquillé algo natural, y me "peiné", solo me planché el cabello y entré a la sala.

—Eres la hija más bonita que tengo.

—Y la única. —Sonreí—. No creo llegar tan tarde, pero si llego a hacerlo te aviso, mi celular tiene toda la batería y llevo el cargador portátil por si acaso.

—Si, no tomes demasiado, habla con desconocidos, haz amigos. —Rodé los ojos y sonreí.

—Si, David ya me voy. —Agarré mi bolsa y abrí la puerta.

—Oye. —Volteé.

—¿Si?

—Diviértete. —Besó mi frente y salí.

Nunca había salido a fiestas, mucho menos a algún bar, como lo dije antes nunca fuí una chica con amigos. Y no porque fuera aburrida, si no, no me apetecía hablar con alguien, y realmente no tengo ganas de hablar con nadie esta noche. Solo quiero ser yo y el alcohol...

—Dame...un whisky, por favor. —Asintió.

—¿Qué hace una mujer tan sola? —Se me acercó un chico de unos 17 años.

—¿Puedes estar aquí? ¿Cuántos años tienes? ¿15? —Rio.

—Tengo 18, ¿Tú?

—22. —Alzó las cejas—. Si, ¿Puedes estar aquí?

—Claro, ya tengo 18.

—La edad mínima para tomar es a los 21. ¿Sabes qué? No tengo ganas de hablar, te agradecería mucho si te vas y me dejas. —Asintió.