Corto N°2

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Atsumu era algo a lo que estaba acostumbrado. Verle, oírle y sentirle cada dia desde el amanecer al anochecer era su día a día pero aun asi aunque lo conocía quizas un poco mejor que a si mismo el interés en molestarlo no disminuía, el interés en verlo disfrutando su comida, durmiendo o en la cancha tan solo le hacía sentir dichoso pero habia un sentimiento mas, uno que no entendía y se manifestaba cada vez que se encontraban a solas. Era algo con lo que aprendió a lidiar, si miraba mucho su cuerpo diria que le parecía que estaba mas gordo, si lo descubría muy perdido en su rostro tan solo le habia salido un grano. Le divertía pero no era suficiente, nunca seria suficiente.

— Tsumu... — Llamo sin ganas apenas tocandole para despertarlo, cuándo se veía asi de tranquilo en ocaciones era un alivio. Era como ver un ángel... Que relmente era un demonio — Tsumu... — Acaricio su rostro con suavidad, no faltaba mucho tiempo para que tomaran caminos distintos. — Idiota, despierta — Le jaló la mejilla, siempre será divertido molestar a su idiota hermano. — Si no despiertas.

— ¿Ya es hora de comer?— Hablo apenas el rubio aún adormilado.

— ¿Solo piensas en comer? Vas a ponerte gordo y perderás tu club de fans — Se carcajeo cuando el ceño de su hermano se frunció, aún no estaba del todo en funcionamiento. — Tsumu... — Como si tocase cristal acaricio los labios de "Cenicienta", el corazón le comenzó a latir rápidamente, hace un tiempo comenzó a hacer la misma pregunta. Atsumu nunca respondía, lo dejaba solo esperando que despertará por su cuenta un rato después — ¿Puedo besarte? — Balbuseo muy bajito, temeroso a ser realmente escuchado. Los segundos pasaron y no hubo respuesta, no hubo movimientos. Tan sola una relajada respiración. Golpeó al rubio con la almohada que hace un momento abrazaba dispuesto a marcharse cuando en medio de las quejas de su hermano le pareció escuchar un si.

— ¿Puedo besarte? — Volvió a preguntar en un susurro, Tsumu no abrió los ojos pero si asintió perezosamente Osamu se sintió abrumado, ansioso, exaltado.

Tragó saliva a centímetros del rostro del mayor, observo sus labios relamiéndo los propios para salir de la habitación rápidamente. No podría aprovecharse de la somnoliencia de su propio hermano.

Drables MiyacestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora