Corto N°3

808 104 3
                                    


⚠️  + 18

.

La primera vez que cruzamos la linea fue alrededor de los catorce años. Fue una tardé en la que mamá y papá no estaban asi que ambos tomamos la oportunidad de mirar un vídeo sucio; fue a los doce que vimos uno por primera vez. Ambos nos quedamos en la habitación sin saber que hacer con ese extrañó calor que sentimos pero fue cosa de tiempo para entendieramos que era la masturbación; también fue cosa de tiempo para que nos cansaramos de huir al baño y solo hacerlo pero con eso nació una regla implícita la cuál consistía en no hacer contacto visual. Aquella regla la rompí accidentalmente a los diezsieis años en una tarde de otoño.

La respiración de Atsumu era agitada, por mi vista periférica lograba distinguir su rostro sonrojado, notaba con claridad como contenía sus gemidos. De pronto la mujer dotada del video se me hizo irrelevante, una curiosidad mezclada con exitacion me obligó a voltear, a mirarlo. Su boca entreabierta se veía tan apetitosa como un gran plato de ramen, el rosado de su piel con las pequeñas gotas de sudor que caían resaltaban su belleza. Me sentía aturdido, somos iguales pero Atsumu era demasiado lindo.

— ¿Porqué me estas mirando idiota? Voltea — Lo escuché quejarse pero su mano no se detenía.

— Tsumu — Suspire eliminando gran parte de la distancia entre nosotros, uni nuestras frentes permitiendo que nuestras respiraciones se mezclen. La adrenalina comenzó a subir, dejó de importarme mi satisfacción — Tsumu — Sostube su miembro y continúe con los movimientos que habian cesado cuando sintió mi tacto. 

— Idiota, que, ¿que estas haciendo?— Sus manos sostuvieron mis hombros pero no aplicaba fuerza. — No debemos — Con mi pulgar acaricie la punta de su miembro, distingui algo viscoso, esto solo logro que mi mente se nublara más. Logrando que cuando Atsumu gimoteo dulce y bajo "Samu" no importará nada mas. Nuestras bocas se unieron en un beso inexperto, desesperado, deseoso. Desde esa tarde los vídeos comenzaron a solo ser una escusa para compartir habitación, una escusa para besarnos, tocarnos, una escusa para dejar de ser mas que hermanos.

— No dejes marcas — Me exigió Tsumu con la respiración agitada recostandose sobre la cama vistiendo tan solo uno de los delantales negros mi tienda — Samu — Me jaló hacia el exigiendo mis labios, exigiendo que ponga atención a su cuerpo, a sus deseos y como buen hermano menor pienso cumplir con todos sus caprichos.

Drables MiyacestDonde viven las historias. Descúbrelo ahora