Capítulo 11.- Chantaje.

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No puedo creer lo que estoy viendo, Dylan está bailando, y además lo hace muy bien. Sheila se acerca a mí.

-¿Qué ocurre Leire?.-dice mientras frunce el ceño.

-Es Dylan.- digo todavía embobada.

-¿Quién es Dylan?.- me pregunta mi compañera preocupada por no saber lo que está pasando.

-El chico que me gusta.- mis mejillas se ruborizan pero no puedo apartar la mirada del escenario.

-¿Enserio?¿El chico que te gusta es uno de ellos?.- dice Sheila con una gran sonrisa en la cara.

-Sí.- contesto atónita.

-¡Eso es alucinante!.-grita eufórica.

-¿Si?.- la miro desconcertada.

-Por supuesto Leire, compartir una pasión tan grande como es el baile solo puede ser positivo para los dos.- me responde sonriendo.

-Tienes razón.- le sonrío y me acerco decidida al escenario.

Está terminando la canción, todos siguen bailando, Dylan alza la cabeza y me ve, sonríe y sigue con sus pasos. La coreografía ha acabado, uno de los chicos se dirige al equipo para apagarlo y grita:

-¡Vale chicos, muy bien, diez minutos de descanso!.

Dylan se acerca al borde del escenario y salta para ponerse justo delante de mí, me mira fijamente a los ojos y me coge una de mis manos.

-Sorpresa.-dice mientras me da una vuelta.

-Podrías habérmelo dicho ¿no?.-digo levantando las cejas.

- Entonces no hubiera sido una sorpresa- sonríe y nos sentamos en el borde del escenario.

-¿Desde cuando te mueves así?.-pregunto intrigada.

-Desde que me uní a este grupo hace unos cuatro años.- contesta sin pensárselo.

-Me vas a tener que dar unas clases.- bromeo mientras me río.

-No estaría nada mal, aunque todavía no he visto como lo haces.- me mira y sonríe maliciosamente.- Vamos, sube y demuéstrame lo que sabes hacer.

-Oh no, de ninguna manera.- digo cambiando la expresión de mi rostro.

-Vamos, Leire, no seas vergonzosa.-ríe.- Dentro de poco te verá miles de personas y quieras o no, yo estaré entre una de ellas.- levanta las cejas.

-Pero eso es distinto.- cruzo los brazos como los hacen los niños pequeños cuando se enfadan.

-Venga, yo te ayudaré, pero tienes que mostrarle lo que sabes, lo dejaremos con la boca abierta.- interrumpe Sheila que avanza hacia el escenario mientras me guiña un ojo.

-¿Y tú eres?.-pregunta Dylan algo desencajado.

-La que te va a ayudar a que veas a la mejor bailarina de los tiempos.- bromea mi amiga mientras me levanta.- Vamos pon algo bueno.- sigue, señala el equipo y me mira sonriendo.

-Está bien, pero no te rías de mí ¿eh?.- le digo a Dylan.

-Por supuesto que no.- se levanta y va corriendo a poner una canción.

Escuchamos un instante la canción y enseguida Sheila empieza a improvisar los primeros pasos, haciendo que yo me una a ella y me deje llevar por la música por fin. En unos segundos he olvidado dónde estoy y solo hago lo que más me gusta en este mundo, bailar.

La canción termina demasiado pronto, los tres minutos y medio que tiene de duración me parecen apenas unos segundos. Dylan está ahora sentado en uno de los asientos de la grada, me mira impresionado y no puede evitar que su cuerpo se paralice, miro alrededor y me doy cuenta que los demás chicos también están ahí y al igual que a Dylan parece que les haya gustado nuestra "pequeña actuación". Ahora no me siento nerviosa, es extraño pero estoy confiada. Bajamos del escenario y me dirijo de nuevo hacia Dylan. 

Pensando en voz altaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora