C5: «Dulces bajo mi suela [2]»

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Regla Oficial de los asesinos de demonios 34: Cuando un demonio se revele a si mismo y se logra localizar a una persona que lo haya visto se hablara con esa persona en nombre de los asesinos de demonios y se firmara un acuerdo de confidencialidad」 

Obanai estaba cansado, era obvio por como se encorvaba para comer y el suspiro que de vez en cuando salía de sus labios, Zenitsu era consciente de que la temporada de exámenes para los de último año estaba comenzando, y el profesor Rengoku junto con el profesor Gyomei eran una combinación verdaderamente terrorífica. Gracias a todo los cielos Zenitsu aun no entraba en esa etapa [de hecho ya le dolía la cabeza solo de pensar en eso], tarareo mientras sacaba un dulce de su bolsillo.

—No si le gustan los dulces Obanai-san pero aquí tiene uno— Zenitsu le entrega el dulce a Obanai, el mayor lo tomó y lo miró antes de bajar un poco su cubrebocas y comenzar a comer mirando hacia adelante. El sonido feo del estrés había disminuido un poco y el sonido natural parecido a un violín de Obanai se escuchaba menos errático —¡Me alegro que le gusten los dulces Obanai-san!— Porque Zenitsu estaba recibiendo muchos dulces y ya no sabía a quién dárselos.

Obanai tarareo, aún con la mirada al frente, mastica el dulce un poco más antes de tragar y preguntar directamente —Bien...¿Por qué estás tan asustado y porque carajos tienes tantos dulces contigo?— Obanai lo miro de reojo, un ojo verde intenso tratando de ver su alma.

Zenitsu tembló y pensó que podría llorar para evitar cualquier confrontación que pudiera haber entre Obanai y él, sobretodo porque era demasiado vergonzoso de cortar que otra cosa. Zenitsu miró sus manos llenas de dulces mientras se encorvaba un poco, escucho el crujido de pasos a su lado y el sonido de Obanai sonando en su disgusto caracterizado por la vida moviéndose, Obanai se puso de pie detrás de la figura encorvada del más joven y se dejó caer en la espalda de Zenitsu como si no pesara nada.

—¡Obanai-san!— Exclamó el chico, su cuerpo obligado a inclinarse más hacia adelante en una posición dolorosa e incómoda. La barbilla de Obanai estaba sobre su cabeza y su pecho en su espalda, el mayor simplemente lo ignoró e hizo más presión, obligando a Zenitsu a quejarse del dolor, le dolían las manos y su estómago. Obanai era cruel cuando quería serlo —¡Está bien Obanai-san, dejaré de ser irrespetuoso y le diré que pasa!— Sollozo, Obanai dejó de hacer presión, pero aún no se quitó de su lugar.

—No tengo todo el maldito día, así que apresúrate— Dice, como si eso fuera a darle a Zenitsu ganas para hablar [es frustrante porque si lo hace].

Zenitsu cuenta lo que pasó en la dulceria hace una semana y como sus intentos para ignorar a Kanjori-san son contraatacados por bolsas rosadas llenas de dulces de la dulcería Beppin, Obanai tararea mientras roba otro dulce de Zenitsu [ahora un chocolate pequeño], mirando al chico de vez en cuando con la misma mirada que gritaba a los cuatro vientos 'eres más estúpido de lo que pensé', incluso se ríe malévolamente de su estupidez mientras roba otro dulce.

Obanai suena más tranquilo ahora, y vuelve a ser sarcástico y despectivo como siempre, Zenitsu no puede encontrar en sí mismo que le moleste, acostumbrado después de un mes de hablar con Obanai Iguro. Después de unas cuantas palabras más y comer el bento que trae Obanai todos los días [delicioso como siempre] deciden retomar la solución al problema.

—Deberías ir a hablar con ella, se está esforzando en hacerte llegar eso— Señaló los dos dulces que quedaban en la mano de Zenitsu —Para llamar tu atención, probablemente ella tiene algo que decirte, pero recuerda que ella es una dama, si la tratas mal voy a golpearte— Escupe con enojo, Zenitsu solo asiente furiosamente —Bien ahora termina de tragarte eso o jamás voy a traerte otro almuerzo de nuevo— Obanai se levantó mientras veía cómo se comía desesperado su bento.

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