Bendíceme padre, porque he pecado (1/?)

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Los pensamientos de James estaban conflictivos, con su mano temblorosa en el timbre de la puerta, intentando darse el valor de hacer lo que haría.

―Vamos James... ―murmuro resoplando, recapitulando que hacia ahí...

"Solo me voy a confesar... solo lo sacare de mi pecho y luego me iré" se volvió a repetir, completamente decidido a llevar a cabo sus planes, solo debía decirlo, sabía que la otra persona no lo juzgaría... al menos eso quería pensar en lo que respectaba a lo que diría, tenía el pensamiento de que con decirlo y luego desaparecer bastaría para darle un cierre a ese sentimiento que se había formado.

Reuniendo toda su voluntad mientras se mordía el labio inferior en un acto de tranquilizarse llamo a través del timbre, pudo escuchar los pasos acercarse, miró fijamente el pomo de la puerta dar un giro y casi de inmediato vio a la otra persona tras la puerta, lo miro en un instante sorprendido para luego pasar una cálida sonrisa, James sostuvo demasiado tiempo una respiración al verlo, imaginando un halo de luz alrededor del rostro de la otra persona.

―Oh, pero si es James ―dijo con suave voz― pasa hijo, dime que necesitas, debe ser importante para que hayas venido hasta mi casa ―el dulce timbre de su voz hizo que las piernas de James flaquearan y tardara unos segundos en reaccionar y aceptar la invitación de ingresar a la casa.

―Padre Zemo, buenas noches, disculpe la intromisión en su casa ―logro decir al momento de regresar su voz y tomaba asiento en el sofá de la sala, el padre se sentó a su lado, el corazón de James golpeo erráticamente ante la cercanía.

―Bueno... he venido a confesarle algo.... ―empezó a decir con la mirada clavada en sus manos― bendíceme padre, porque he pecado ―recito la frase que se decía en los confesionarios, para dar comienzo al relato de su pecado.

El padre se descoloco un poco ante las palabras del hombre a su lado― Pero hijo, no estamos en la iglesia para que procedamos a una confesión ―empezó a decir, pero al ver la tensión en los hombros de James, suspiro brevemente― bueno... creo que puedo tomar aun tu confesión por más que no estemos en la iglesia, sigo con el hábito puesto después de todo ―dijo tratando de sonar un poco divertido al final.

El sonido de su leve risa hizo que James empezara a tener un tic en una de sus piernas, moviéndola por nerviosidad, levanto la mirada para mirar los castaños ojos del padre, parecía un par de gotas de miel, parecían unas esferas que le habían quitado el color al sol "Oh perdóname Dios por este pecado" pensó al ver el rumbo de sus pensamientos.

―Bueno, dime hijo mío tu pecado, para que puedas liberarte de esa carga y tratar de redimirte de ese hecho ―dijo con voz compasiva, haciendo una pequeña cruz con sus manos para después depositarlas en su regazo.

James tardo unos segundos en decidirse como empezar, en si mantener su mirada en el mar de miel del padre o bajarla al suelo avergonzado de su pecado― He pecado padre, he deseado algo que no puedo obtener ―empezó con temblorosa voz, dado que había decidido mantener su mirada en la del otro hombre, haciendo difícil ser elocuente con sus palabras.

―Sigue hijo, te escucho ―ofreciéndole una cálida sonrisa, Zemo trato de darle valor a su confesado.

―He deseado a alguien que no se me permite amar, trate con todo mí ser de hacerme pensar que no era amor y solo admiración, pero mientras más días pasaban, más me enamoraba, fueron cuatro meses padre... pero solo vasto un mes de esos cuatro para enamorarme, los otros tres me dedique a suspirar y desear tener su amor, aunque sé que no puedo pedirlo ―su voz fue tomando seguridad ante cada palabra, su expresión se torció en tristeza ante cada recuerdo mientras hablaba, vio como el padre Zemo empezó a preocuparse.

Todas las locas ideas que se me ocurran sobre el BarónWinterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora