Matías hizo arribo al hospital psiquiátrico de Nueva Esperanza faltando diez minutos para medianoche. Aquel hospital se localizaba en el centro de la ciudad. Sus instalaciones se limitaban a únicamente un piso de altura, para prevenir posibles intentos de suicidio. Era un hospital pequeño, de aproximadamente mil quinientos metros cuadrados, que daba cobertura a todo el lado oeste de la ciudad. Estaba pintado completamente de un blanco en el que resaltaba la arquitectura orgánica de su fachada y de su interior, transmitiendo armonía y equilibrio, dos condiciones básicas para que un paciente psiquiátrico pueda encausar el porvenir de su recuperación en el ambiente propicio.
Una vez internado, a Matías no le queda otra opción que afrontar la realidad, manteniendo una evolución favorable, sin alucinaciones, colaborando con las actividades internas de aseo y contención de otros pacientes, destacando su compromiso con la institución en materia de cooperación para el equilibrio interno del recinto, donde muchos profesionales hacían diversas intervenciones educativas y pasatiempos interactivos con el resto de los internados, que en total sumaban treinta y siete.
Era una época en la que el desarrollo de enfermedades psiquiátricas había aumentado, y con ello la efectividad de las terapias, por lo que llegar al centro para hospitalización, demandaba varias características, dado que a la mayoría se le daba terapia de manera ambulatoria, al igual que sus controles.
El caso de Matías tenía cierta particularidad, al sumar tres tipos de alucinaciones, lo que requería de evaluación semanal estricta, porque uno de los objetivos de la terapia era reducir el daño estructural al que conducía la enfermedad a nivel funcional del encéfalo. Transcurrido ya un mes desde su internación, no había presentado signos de deterioro y permanecía asintomático en su totalidad, por lo que se planteó la posibilidad de un alta precoz habiendo completado aquel mes, sin embargo, Matías solicitó asistencia social, ya que no contaba con un hogar a donde llegar, ni siquiera contaba con vestimenta urbana, ya que los únicos atuendos que había vestido eran institucionales.
Se realizó una búsqueda de apartamentos en un sitio económico de la ciudad, encontrándose tres opciones, todas en la periferia, por lo que Matías solicitó el más económico, ya que contaba con los ahorros que generó mientras se encontraba en el ejército.
Sin embargo, le preguntaron sobre la prexistencia de enfermedades, teniendo que declarar su esquizofrenia, a lo que inmediatamente le solicitaron pagar al contado el año completo de residencia, algo que dejó finiquitado inmediatamente.
Habiendo transcurrido una semana desde que se completó un mes de internación, Matías fue propuesto como candidato a terapia experimental con dos nuevos medicamentos para el tratamiento de la esquizofrenia. Se trataba de una inyección de mRNA antipsicótico Psyco-Vac (PV) y Metilhidrozapina (MHZ) vía oral, aceptando ingresar al estudio. Recibiría la primera dosis del mRNA por inyección intramuscular y, junto a la MHZ, ambos deberían ser administrados de manera semanal por el primer mes y luego de cuatro semanas el PV se distanciaría a una administración mensual, mientras que se mantendría la MHZ de manera semanal, fármacos que tendría que adquirir periódicamente en el hospital.
Luego de la administración de dichos fármacos, permaneció una semana más en observación para ser dado de alta, haciendo egreso hospitalario vestido con ropa institucional y un bolso donde mantenía productos de aseo y dinero en bitcoins en su billetera electrónica, que se trataba de un dispositivo del tamaño de un meñique. Se dirigió inmediatamente a una tienda de artículos electrónicos, ya que necesitaba un dispositivo móvil para procesar todos los requerimientos de la vida diaria, lo que era imprescindible para controlar los pagos de cualquier producto sin tener que utilizar bitcoins directamente de su billetera fría, ya que la comisión era altísima. Por otro lado, necesitaba ingresar a fuentes de información para averiguar posibilidades de empleo.
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Biodistopía X Distorsiones de una realidad sin sueños
Science FictionEn esta entrega denominada Distorsiones de una realidad sin sueños, el autor(a) nos sitúa en la tierra en el año 2218 antes de la última gran extinción. Siendo una novela complementaria a Destino prohibido. Se trata de la participación de un persona...