Prólogo DESEOS Y PESADILLAS

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            Similitudes y diferencias, la misma razón que conecta ese espacio virtual que existe entre los límites de dos opuestos; los mismos términos que inauguraron las fronteras imaginarias hacia nuestras limitaciones. A su vez, despertaron nuestros caprichos sobre el arco prístino de nuestra rebeldía, como seres que evolucionan a paso inquebrantable, perdiendo sus fortalezas entre las asperezas del estrecho pasadizo que el migrante universal debe atravesar para perder todavía más, en ese horizonte de eventos pasados, aunque todo eso resulte confuso en una primera aproximación.

Nos queda un sentimiento inconsolable de pérdida cuando el camino de otros llega a su fin y perdemos el impulso de seguir hacia la oscuridad en la que vamos ahondando. Y será cuando pase el eclipse en nuestra mente abierta a nuevas conformidades, para que podamos dejar de ser los depredadores de nosotros mismos.

No basta un «No» para determinar una pausa vacilante en un suelo lleno de espinas. No basta un «Sí» para caminar descalzo por él. Necesitamos nuestras propias premisas que nos guíen a campo abierto, donde los inconclusos y los acabados sean de una misma especie. Algo que comienzo a cuestionar.

Ya nos encontramos a mediados del año 2218 y, a la distancia, el eco de la ciudad ha poblado mi mente de nuevos desafíos para cuando pueda salir de la prisión en la que ingresé.

Esta prisión que no hace más que afinar mis destrezas para lograr el objetivo final: transformarme en un embajador de la muerte en cualquier escenario, haciendo uso de las armas y de mi cuerpo especialmente entrenado para matar.

La mente intranquila oscila entre jolgorio y la extraña soledad que no se puede comprender en el primer intento. La soledad de las emociones que han ido abandonando insensiblemente mi carga inconstante me suplica por el porvenir profesional.

No creo ser parte de esta rueda que me condujo hasta aquí, aunque la violencia impregne cada uno de mis rincones para elaborar la defensa indicada en el momento preciso, en el destino que me tocase abrazar. ¿A qué puedo aferrarme si en esta barca no existe una demarcación física de los límites navegando en el océano de la vorágine?

Estar o no seguro de una falsa esperanza de regocijo en mi existir es el bálsamo de la duda sobre la incertidumbre. Posiblemente es la única esperanza que radica en todo mi existir, el creer que todo terminará algún día y por fin podré dormir como en mi infancia, sin preocupaciones ni pesadillas que sigan contaminándome día tras día.

No se vislumbra la salida de este callejón. No logro ver más allá de lo que mis propias trascendencias me muestran. El vacío eterno dentro de mí no sabe dónde dejé las fuerzas que me pudiesen ayudar a salir de este laberinto eterno de anergia afectiva.

Se percibe una sociedad dividida en la lejanía, donde las diferencias políticas han resquebrajado las cúpulas de la seguridad de cada uno de los ciudadanos que la componen. Existe un conflicto nacional e internacional a lo largo de todo el orbe.

No es posible comprender del todo lo que terminará por sembrarse, pero sé que estoy siendo entrenado para cuando llegue ese momento y tengan que soltar a los perros contra el enemigo. ¿Bajo los intereses de quién? Es una pregunta que un soldado jamás debe hacerse, es incorrecto y fuera de foco, ya que razonar es la trampa en la cual no podemos caer o seremos nosotros el hombre muerto que derrame su sangre en una tierra infausta e injusta, que utiliza a sus ciudadanos como simples herramientas de la violenta y frágil diplomacia que envuelve a la República Patagónica y al resto de las naciones.

Mis pensamientos se centran como primera prioridad en lo que deberíamos resolver internamente y luego preocuparnos de la amenaza exterior y de las coaliciones aliadas, ya que, si no podemos barrer la basura en nuestro propio hogar, los que estaremos divididos seremos nosotros.

Los sueños cada vez se tornan algo más caóticos y me obligan a tomar la decisión de permanecer despierto hasta que me venzan las ganas de dormir, sabiendo que las horas transcurren rápidamente y mis labores demandan que mis sentidos estén indemnes.

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Acosadora y asfixiante es la visión que tiene Matías. Está obligado a replantearse las decisiones que tomó en la vida para subyugar la ausencia de un refugio seguro que albergue los sueños de evolución personal y profesional, para desarrollar una vida vibrante de armonía y paz que perdure en el tiempo.

Las contradicciones han provocado que la distancia en él se haya hecho más grande hasta convertirse en un verdadero abismo, del cual no es del todo consciente. 

Biodistopía X Distorsiones de una realidad sin sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora