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Puma

Era el último día de su primera semana en el internado y YeonJun se despertó con un solo propósito.

El día anterior se había dormido temprano, a las diez de la noche quizás, para ese día poder despertarse temprano.
Faltaban unos pocos minutos para las cinco de la mañana, HeeSeung seguía durmiendo, pero BeomGyu no estaba en su cama.

Se estiró en su cama en silencio y se acercó a la ventana de su cuarto, la cuál daba al patio trasero de su escuela. Allí estaba la secretaria, cruzada de brazos y fumando un cigarro.

—Creí que fumar estaba prohibido en éste lugar...— dijo para sí mismo, escuchó pisadas cerca de su habitación y volvió corriendo a su cama, cubriéndose con las sábanas y viendo cuidadosamente quién entraba por la puerta—¿Beom? ¿Qué haces despierto a ésta hora?— preguntó, fingiendo somnolencia.

—Oh, buen día hyung.— susurró— ¿Qué haces tú despierto?— rió bajito.

—Ayer me dormí muy temprano... Pero tú y HeeSeung estuvieron hasta tarde jugando a las cartas otra vez ¿Verdad?—BeomGyu asintió y se sentó en su propia cama. Parecía esconder algo—Acaso... ¿Estabas con alguien?— preguntó en voz baja el mayor. BeomGyu sonrió avergonzado y negó— Anda, dime la verdad... Yo te he dicho lo que pasa con SooBin, vamos, puedes confiar en mí.— sonrió mientras se sentaba correctamente para ver al menor, curioso.

BeomGyu miró hacia otro lado, avergonzado.

—En realidad... TaeHyun, mi mejor amigo... Es, como que, más que eso...— sus mejillas se ponían rojas al decir esas palabras— Pero no es mi novio, solo... Somos lindos entre nosotros ¿Sabes? Dormimos juntos a veces, Nos damos besos y nos decimos palabras lindas... Pero Tae no quiere que seamos algo más, y está bien, mientras que me deje estar con él, estoy bien.

YeonJun frunció su entrecejo.

—¿Por qué? No es como si fueras alguien avergonzante o algo así.

BeomGyu suspiró.

—No es eso, él... Su padre, es un político, y es realmente malo... Tae no quiere que tenga problemas con él, y dice que lo mejor es que su padre no se entere de mi existencia... Es homofóbico, siempre lo a tratado muy mal a él por eso... Al punto de que Tae tiene pesadillas con eso aún, por eso duermo con él...— BeomGyu apretó las sábanas y decidió dejar de hablar del tema.

YeonJun asintió, comprendiendo la situación.

—Lo bueno es que te tiene a tí para sentirse mejor ¿Verdad?— sonrió amablemente al menor.

BeomGyu asintió sonriente y miró el reloj en su mesita de luz. Las cinco de la mañana.
Ambos comenzaron a vestirse, a la vez que HeeSeung comenzaba a despertarse.

YeonJun había aprendido mucho de sus compañeros de cuarto esa semana en el internado.
El padre de BeomGyu había fallecido hace unos años, él tenía a su madrastra rica quien lo quería mucho, pero era insoportable y quería que Choi fuera como sus hijos biológicos.
BeomGyu fué un "niño normal" la mayor parte de su niñez y parte de la adolescencia, hasta que su padre se casó con aquella mujer de mucho dinero.
Todos lo querían, su madrastra, los sirvientes, aunque no tanto sus hermanastros mayores, ya que era evidente que BeomGyu no era igual a ellos, y su madrastra creía que quizás se volvería un hombre exitoso como sus hijos si lo enviaba a la misma escuela que ellos, Hybe.

YeonJun miró a HeeSeung. Todas las mañanas antes de salir de su cuarto hacía un rezo corto y dibujaba simbólicamente la cruz en su pecho.
Lee HeeSeung era un chico bueno, muy amable. Sus padres siempre habían querido lo mejor para su único hijo, pero eran demasiado estrictos. Todos los domingos en la iglesia, calificaciones altas siempre, conducta excelente en todo momento y eso significaría un futuro brillante.
Pero hacía dos años, HeeSeung había reprobado los exámenes, todos y cada uno de ellos ¿Por qué? Se había cansado, quería otra vida para él, y creyó que quizás de esa forma sus padres lo entenderían, entenderían su frustración y su decisión...
Pues no, porque cuando repitió el año, decidieron cambiarlo a "uno de los mejores internados en el mundo, y el mejor y más caro de Corea del Sur".