Capítulo 5. You don't even know me now, you don't even see me.

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LISELOTTE

Habían días en los que me preguntaba cuál era la razón tras todo lo que hacía, cada error, cada indiscreción, cada desastre que lograba ocasionar. Cuando engañé a Dillon con su mejor amigo, lo hice porque quería sentirme superior a él, no solo hacerlo ver diminuto sino jugar un poco con su confianza en sus amistades. Fue ciertamente retorcido si se veía desde otra perspectiva, claro. Fingí haber acusado a la pequeña Violeta y su familia con los criminales de quienes se ocultaban, cuando en realidad le conseguí el estatus de testigo protegido y una visa por persecución, para lograr que saliera del estado y no viera constantemente la prueba de que no era una maldita cornuda. Odiaba a Addy tanto por sus antiguos valores republicanos y la facilidad con la cual podía hacer y deshacer con el resto de nosotros como si fuéramos sus títeres, cuando mi hermana no lo hacía, ¿acaso solo buscaba alguien a quien enfrentarme para sentirme inmaculada si nos comparábamos?. Seguía acostándome con mi maestro cuando en menos de dos semanas ya había logrado aburrirme, no recordaba el por qué mientras montaba sus caderas con movimientos continuos que solo ocasionaban el placer común y nada increíble que proporcionaba la biología.

En su mayoría hacía lo que hacía por una enferma necesidad de entretenerme, la vida me parecía aburrida y buscaba darle giros dramáticos para poder dejar de sentirme vacía; sin embargo, ahora solo hacía esto por inercia. Ya no quería ocultarme, ya no quería pretender que lo seguía considerando un alma rica y etérea, no. Se había acabado la emoción de acostarme con un artista que era mi profesor. Igual a como se evaporó mi tristeza por la infidelidad de Dillon, igual que mi resentimiento por mamá. Esta emoción me había atraído porque me hacía sentir mayor, más importante y mucho más cínica; no se había acercado ni a los talones frente a lo que sentí por Sandro una vez, aquí no habían existido sentimientos de cariño ni ilusión. De alguna forma vergonzosa, supongo que estaba aquí para probarme a mí misma que no necesitaba a Dillon, no como el me deseaba a mí, al menos. A pesar de que era obvio que sí lo deseaba, lo necesitaba y no solo como un consuelo sexual. Detestaba la idea de él con alguien más, que haya salido adelante con esa chica era un maldito golpe bajo. Debía admitir que la chica Armstrong era bonita y resultaba adorable con su forma singular de socializar, durante nuestro único encuentro en una muestra de la sociedad histórica de Lawrenceville a la que tuve que asistir obligada junto a Addy descubrí que no era aburrida ni una de esas creídas por sobresalir en la escuela que pensaban que el resto no éramos más que ganado por su gran IQ. Sin embargo, no importaba cuan dulce pudiera ser, jamás podría entender a Dillon, no lo conocería como yo, y eso no era una simple opinión, era la maldita realidad. No era culpa de ella, para nada. Era un asunto entre Dillon y yo, una historia que no podíamos olvidar por más que quisiéramos intentarlo; por más que lo intentara en contra de mi mejor juicio con Claude aceptándolo encima de mi cuerpo como si eso pudiera ocasionar algún cambio. Como si sus manos acariciando mi cuello y mi muslo pudieran hacerme cambiar; por lo que eventualmente, me cansé de una puta vez alejándolo de mí con un empujón que me dejaba respirar.

· Nena, ¿qué pasa? - me miró seriamente mientras me sentaba en la cama y comenzaba a colocarme mi ropa interior. - ¿Estás bien? ¿Te lastimé? – eso me hizo reír un poco por más que intenté guardármelo.

· No me lastimaste. – me puse de pie para acomodarme el brassier.

· ¿Entonces? – se oía realmente confundido.

· Ya no quería hacerlo. – suspiré apurándome para ponerme el vestido corto. – Me voy a casa... - estiré los volados de la vasta para cubrir un poco más mis muslos, mientras buscaba las zapatillas con las que vine. – Por cierto, esto no va a repetirse.

· ¿Qué? – se sentó confundido.

· Lo que pasaba aquí se acabó. – le expliqué con una sonrisita incómoda mientras trataba de acomodar mi cabello.

ENSNARING the JumpoffDonde viven las historias. Descúbrelo ahora