Capítulo Dieciséis

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Habian transcurrido varios días, Gabi regreso a la oficina, llevaba gafas oscuras por el ojo que aún estaba morado y un poco inflamado pero  ya no podía  estar más  tiempo sin hacer nada.

Buenos dias Yene ¿hay algo nuevo?

Buenos días señor, no, no hay nada nuevo. _ y fijándose  en el pregunto_. ¿ que le ha pasado?  ._ señalando al ojo.

Oh nada._ en voz baja_.  Que uno cuando bebe más de una copa, no ve las farolas. _ riendo.

Ah._ sonriendo también y deseando ir en busca de María,  llevaba varios días muy deprimida y así al saber que Gabi había regresado del viaje se animaría un poco.Como no podía moverse de su mesa ya que la tenía muy ocupada, adelantando el trabajo atrasado espero a que María se tomara su descanso.  Con un movimiento de cabeza llamo la atención de María. Esta se acercó a su mesa, Yene le entrego una nota por si él, la estaba mirando  y oia que la decia en ella, la ponia que él  había vuelto y estaba en el despacho.

Yene ¿ te tomas un café conmigo?

Oh no, ha llegado el señor Gómez y me tiene muy ocupada.

Yene no se esperaba la reacción de María,  ella se dirigió hacia la puerta del despacho y sin llamar la abrió.

Disculpe señor,  yo.

No se disculpe, pase María, por favor.

María una vez dentro la extraño ver tan poca luz, en el despacho y a Gabi con gafas oscuras.

Perdona._ yo ..._ no pudo comenzar.

Sientate por favor. _ señalandola el sillón.

Según iba acercándose al sillón se volvió y se acercó a él.

¿ Por qué?  Llevas gafas oscuras, Gabi

Ah, tengo conjuntivitis.

Dejame ver,  nunca he visto a nadie, que lo haya tenido._ a punto de quitarle las gafas.

¡No! No por favor, no me las quites me molesta mucho la luz._ suavizando ls voz.

Y a mí me molesta que me mientas. _ con los dedos en las gafas_. Por favor Gabi, dejame ver.

El se las quitó y no quiso mirarla, pero ella le levanto la cara,  al ver como tenía la cara y el ojo se hundió y comenzó  a sollozar,  Gabi la abrazó con tanta ternura que ella no pudo sostener el llanto y estalló.

Loo...sie...ennn...tooo._ dijo sin dejar de llorar _.  Yo nooo... que...riiiiaaa queee te paaasaaaraa esto, essss  culpaaa miiiiaa._ intentando controlar el llanto y no tartamudear.

No es culpa tuya, yo se lo adverti, pero el insistió y le di su merecido. _ acariciandole la espalda.

Si, pero mirate como te ha dejado  él.

Pero  tu no lo has visto a él._ sonriendole para que dejara de llorar_. ¿ Quieres saberlo? Para algo práctico el boxeo. _ rozandole la frente con los labios.

¿ Te duele?._ acariciandole la mejilla y el contorno del ojo.

Cada vez menos._ cogiendole de la mano y llevándola hacia el sillón _. Solo es un poco molesto cuando me da la claridad.

María seguia llorando y culpando sé por todo lo sucedido, esto era lo que ella había querido evitar, confrontar a los dos, a uno por que cada vez se sentia más  enganchada a él y el otro por ser el padre de sus hijas¿ que les diria, cuando las niñas lo vieran en esas condiciones,cada vez se le hacía más pesada la situación y cada vez lo veía más negro el poder disfrutar de sus hijas.

Queridos MiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora