CEREZAS

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Pequeño disclaimer: Sé que ya les tuvieron que haber llegado como mil notificaciones de que se actualizó esta parte, una disculpa. No sé por qué wattpad me cambia palabras al momento de publicar la historia y por más que lo corrijo, no funciona. Espero que ahora sí quede bien. 

Al despertarse, lo primero que James percibió fue un lejano sonido musical que, conforme abría los ojos y apartaba la niebla del sueño de su cabeza, se hacía más cercano. Por la ventana entraba aún luz, y la casa olía a té de cerezo y a limpio, dos aromas que no se podrían percibir a menos que cierto alemán se encontrara en su casa.

Se levantó del suelo sintiendo que le martillaba el cuerpo, debía tomar alguna pastilla. Salió de la habitación y con los ojos aún medio cerrados, lanzó un bostezo al recargarse en la pared.

-Buen día, James- dijo dándole una media sonrisa- ¿Cómo dormiste?

Zemo se encontraba sentado en el sofá con las piernas cruzadas y un libro abierto en su regazo; no llevaba el traje de carreras, en su lugar, vestía un suéter de lana azul fajado en un pantalón negro con tirantes y las mangas estaban dobladas hasta los codos.

-Bien- dijo James extrañado con su respuesta- me siento bien, ¿Qué hora es?

Zemo, alzó su muñeca y observó su reloj.

-Justamente dieron las diez.

James frunció el ceño.

- ¿A penas las diez? Pensé que había dormido más de cuatro horas- dijo sorprendido mientras se sentaba al lado de Helmut-.

-Oh James, claro que has dormido más de cuatro horas- respondió soltando una ligera risa y cerrando el libro- de hecho, fueron veintiséis. Son las diez de la mañana del día siguiente.

James acostó su cabeza en el respaldo cerrando los ojos con fuerza y soltando un improperio.

-La carrera, Zemo, tenía una carrera.

Helmut, asintiendo levemente, se levantó y se dirigió a la cocina para servir dos tazas de té que estaba hirviendo en una pequeña olla de acero.

-Lo sé, Sam estuvo aquí por la tarde y, al verte en ese estado, tuvo que llamar a alguien más para que te supliera- y al ver la mueca de frustración que atravesaba el rostro de James, agregó- Aunque hubieras estado despierto, no habrías corrido. No estabas en condiciones, además, necesitabas dormir. Toma- dijo dándole una taza humeante y una pastilla- es para el dolor.

-Gracias- se metió la pastilla a la boca y tomó un sorbo- pero necesito que me dé pronto una carrera, no... - se cayó de golpe- quiero correr.

- ¿Quieres correr, o tienes problemas de dinero? - le preguntó con una ceja alzada mientras iba a la mesa y tomaba un sobre blanco abierto-.

-No tienes derecho a abrir mi correspondencia- dijo James en tono molesto dejando la taza en el suelo-.

- ¡Ay por favor, James! – exclamó Zemo mirando al techo y arrojando el sobre al suelo-.

El gesto divirtió a Bucky, lo que hizo que negara con la cabeza con una media sonrisa mientras se levantaba haciendo una mueca para recoger el sobre.

-Helmut "drama" Zemo- dijo en tono pensativo mientras volvía a su asiento, tomaba un trago de té y mantenía la taza entre sus manos dejando el sobre a su lado- por más horrible que suene en conjunto, te queda bien.

El aludido, por más que hizo el intento mantener su gesto de molestia, no pudo evitar soltar una carcajada y se fue a sentar a su lado. Tomó el sobre y lo vio.

-No es que quiera entrometerme en tu vida, Buck, es solo- hizo una pausa para sentarse correctamente- es solo que me preocupas, me preocupa que te metas en problemas y no tengas la confianza de contármelo para poder ayudarte- tomó de su taza y puso el sobre en las manos de James- me mantendría al margen si tuviera la certeza de que si necesitaras ayuda, irías a pedírmela a mí y no te pondrías a buscarla en lugares de los cuales solo resultan problemas. 

James lanzó un suspiro sin despegar los ojos del sobre y guardó silencio un momento. Muy en su interior, sabía que tenía razón, en ese mundo, solo estaban ellos dos, Bucky y Zemo, como dos náufragos varados en una isla; sin embargo, no quería ser una carga para él, quería evitarle cualquier preocupación posible, aunque eso casi nunca sucediera, pues Zemo vivía en un estado casi permanente de mortificación por él, que, aunque a su parte egoísta le agradaba, no era justo para ninguno.

-No me subestimes- se encogió de hombros- las cosas pueden resultar bien. Puedo arreglármelas.

Zemo, se giró hacia él y colocó la mano sobre el hombro de Bucky, y mirándolo a los ojos, dijo en voz baja, con firmeza, pero, aun así, con tono dulce:

-La cosa es... que no tienes que... estoy contigo hasta el final de la línea.

Parecía que a James le habían dado un golpe en la boca del estómago, por un instante pareció desconcertado, Zemo, al darse cuenta de lo que había dicho, rápidamente negó con la cabeza, quitó la mano del hombro y sintió sus mejillas arder:

-Lo lamento, no pretendía... en verdad...

Pero Bucky, a pesar de la avalancha de sentimientos que tenía en la piel, le interrumpió con la voz más tranquila que pudo:

-No debes disculparte por todo, Zemo- ahora él colocó la mano sobre el hombro de su amigo- sé cuáles eran tus intenciones, y... está bien, sé que lo dices con la misma certeza con la que él la decía- en la mirada de Bucky se colocó una niebla que venía con cada recuerdo, sin embargo, trató de sonreír, como siempre- y lo aprecio mucho, Helmut- hizo una pausa y ladeo su cabeza, buscando los ojos de Zemo- mírame- dijo mientras tomaba la cara de Helmut y la giraba- yo también estoy contigo hasta el final de la línea. Ven.

Zemo sonrió de lado y se dieron un fuerte y reconfortante abrazo. Si no podían contar con el otro, ¿entonces con quién?

- ¿Cuánto dinero necesitas? - preguntó Helmut al separarse-.

-Solo lo de un mes de renta... lo demás lo puedo cubrir con el dinero que tengo ahorrado.

Zemo sacó su cartera del bolsillo trasero del pantalón y de ella tomó unos cuantos billetes. James los tomó y los guardó en su bolsillo.

-Gracias, Zemo. Te prometo que en cuanto gane la siguiente carrera, te lo pagaré.

-No te preocupes por eso, Bucky. No tengo prisa.

-Tampoco era necesario que limpiaras.

La casa olía a naranja, el piso y todas las superficies brillaban, y, a pesar del montón de cajas de cartón, no lucía abarrotada.

-Bucky, me iba a quedar a dormir aquí... no sé tú, pero siento que me asfixio cada vez que entro a tu casa. Lo hice por mi estabilidad mental.

- ¿Dormiste aquí? - preguntó Bucky con el ceño fruncido-.

-Sí, solo salí a mi casa por mi almohada, té de cerezo y delicias turcas.

- ¿Aún quedan delicias turcas? - preguntó Bucky dando el último trago de té-.

Zemo asintió levantándose del sofá dirigiéndose a la mesa para tomar una cajita metálica.

-Claro, siempre hay delicias turcas- dijo agitando la caja y tendiéndosela a James- ¿por qué más viviríamos si no fuera para comer delicias turcas?

-Yo me casaría con una delicia turca de ser posible- dijo Bucky encogiéndose de hombros mientras tomaba uno de los caramelos y lo comía-.

-Yo también, y tendría una relación polígama con el té de cerezo- dijo divertido-.

-Por Dios, Zemo, que impuro- expresó dramáticamente-.

- Los placeres nunca serán impuros, son solo placeres- respondió encogiéndose de hombros- ¿Quieres ver una película? - preguntó Zemo al sentarse a su lado-.

- Por favor... y elígela tú. En eso te concedo el buen gusto.

- James Buchanan Barnes, siempre- enfatizó- tengo buen gusto.

Bucky rio. Además del olor a limpio y a té de cerezo, percibía otra cosa...

Junto a Zemo, podía sentirse mejor, al menos por algunos momentos.

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