La casa de James estaba descuidada, pero la fachada estaba peor: la pintura blanca comenzaba a descostrarse y se podía ver que antes había sido azul cielo, el césped crecía como loco y había piezas de autos tiras en el porche.
Zemo tocó la puerta tres veces y esperó.
Nada, en el interior solo se escuchaba el lejano sonido de la televisión que siempre estaba encendida.
Volvió a tocar, pero esta vez llamando a su amigo. Como no tuvo respuesta, metió la mano a su bolsillo y sacó una llave con un llavero de un dado, la introdujo en la cerradura y abrió la puerta.
A pesar del desordenado interior, Zemo hizo caso omiso, ya estaba acostumbrado al caos que abundaba en esa casa que, aunque no tenía más que una televisión, un sofá y una mesa, estaba abarrotada de cajas que nunca se terminaron de desocupar con la mudanza y botellas de licor.
-James ...- comenzó a decir mientras se abría paso por el pequeño pasillo. Al llegar a la habitación, ahogó un grito- Dios santo James ...
James estaba acostado bocarriba con los brazos a los lados en su "cama", que consistía en una sábana tirada en el piso con una almohada, con la ropa manchada de sangre seca y el rostro hecho moretones y herida.
-Lo golpearon- respondió la mujer pelirroja saliendo del baño- no sé si lo dejaron ahí en esa calle, o él caminó y no pudo seguir más. Yo lo encontré inconsciente en la 353 y lo traje. No ha despertado más que cuando estábamos en el coche y preguntó asustado por su cartera.
Zemo palideció al escuchar lo que Natasha decía, sentía como si las piernas le flaquearan y tuvo que pellizcarse la palma de la mano para despejar su vista. Unos instantes después, con el estómago hecho giras, se hincó a su lado y colocó una mano sobre el pecho de James que subía y bajaba tortuosamente.
-¿Cómo que no ha despertado? - preguntó alarmado- debemos llevarlo al médico.
-No, no es necesario, ya lo revisé y no tiene nada grave ... antes ya ha estado en peores condiciones. Solo es cuestión de que no se mueva mucho.
Zemo suspiró un poco más aliviado.
- ¿Tenía la cartera?
-Claro que sí, yo la recogí del piso y la puse en su bolsillo- respondió Nat dándose una palmada en la pierna a la altura del bolsillo de sus jeans- Supongo que te quedarás con él ... estoy muerta, en el hospital hubo mucho trabajo en la noche y terminé haciendo horas extras con James.
-No te preocupes, descansa- respondió Zemo con una media sonrisa sin despegar su mano del pecho de Bucky. Sentir el calor que irradiaba su cuerpo lo tranquilizaba- muchas gracias.
-Bien, hay algunos analgésicos en la cocina, para que los tome.
Zemo asintió con la cabeza y nuevamente le agradeció. Cuando Natasha ya había salido de la habitación, tomó el rostro con la mano libre para observar con detenimiento la gravedad del asunto.
-No te exaltes, Helmut- respondió James entre dientes con una voz ronca tratando de darle una sonrisa y abriendo los ojos - fue solo un golpe que apuesto a que desearías haber sido tú el que me lo diera.
-No podría decir que no, mentir no es un acto que me guste realizar-Zemo sintió la barba de James como púas en su mano- ¿hasta cuándo vas a dejar de causarte daño, Bucky?
James se zafó del agarre de su amigo con poca energía haciendo una mueca de dolor contenido. Se veía agotado, quizás llevaba tres días sin dormir; no se podía saber si lo violeta bajo sus ojos eran moretones u ojeras, pero resaltaban ese hermoso color azul que tenía en sus ojos. De igual manera, la barba de dos semanas y el cabello desaliñado lo hacían ver al menos diez años mayor a la realidad.
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Límite
أدب الهواةHelmut Zemo y James "Bucky" Barnes son amigos desde que vivían en el mundo del privilegio, y comparten muchas cosas en común, en especial, el hobbie por las carreras; sin embargo, actualmente a sus treinta años, lidian con sus propios demonios del...